Han sucedido abril y mayo, dos meses en que el monigote no agregó nada nuevo a lo conocido, salvo el papelón de acusar de corrupto a Pedro Sánchez y esposa provocando la ruptura diplomática con la madre que nos parió. Respetuosos de la democracia (¿todavía?) no queda más que esperar transcurran rápido los tres años y medio que restan de gestión, rogando a Dios logremos sobrevivir a la quimioterapia económica que amenaza arrasar con todo a su paso, más con las células sanas que con las enfermas. Roguemos también que Gravois no actúe sus manifiestos y resistidos deseos de hacer justicia por mano propia.
Pero algo sí podemos hacer para ser individualmente mejores cada día, mejores personas y mejores ciudadanos: analizar al monigote a partir de sus declaraciones, habida cuenta que el ser humano es pensamiento y palabra (en ese orden), y a partir de la palabra desentrañar el pensamiento. Concientmente o no, el personaje es enmarañado en sus declaraciones, suele emplear fórmulas crípticas como para que, además de no entenderse, tiñan su discurso de una pátina intelectual que seduce a los imbéciles. Días atrás frente a las protestas por la retención de alimentos con destino a comedores comunitarios, afirmó que "las externalidades del consumo" no forman parte de la gestión de gobierno, nadie es suicida y de algún modo todos habrán de procurarse lo indispensable para vivir sin que nadie (el Estado) deba acudir. El muy idiota parece ignorar que la rata acorralada, pusilánime como es, acaba atacando a su agresor sabiendo aún que sucumbirá frente al predador. En criollo, las "externalidades del consumo" inexorablemente acabarán transformando al suicida en homicida. No es novedosa la deducción, lo sorprendente (y temible) es que lo ignore quien conduce el país
Una persona que condena lo distinto (léase su discurso de Davos), acusa alegremente a mandatarios (de Brasil, Colombia, México, España, etc,), denosta lo colectivo y exalta lo ideológicamente propio (empresariado, librertades irrestrictas, no intervención, regulación, ni asistencia social), no merecería recibir asistencia del cielo, a menos que allá en el cielo como en la tierra también haya un pequeño pero poderoso cielo de elegidos junto a un extendio y frágil cielo popular. En sucesivas entregas, desde este blog trataremos de analizar las curiosas "fuerzas del cielo" que invoca el monigote.
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