En plena crisis del régimen libertario, dos hechos ponen de manifiesto el estado agónico del mismo. Hoy, 19 de marzo de 2025, una semana más tarde de la brutal represión desatada durante la marcha de protesta de los jubilados reclamando por el saqueo que el gobierno hiciera a sus magros ingresos, con un dólar desatado, un Presidente de la Cámara de Diputados arengando al desorden dentro del recinto y un intento de lograr la aprobación de otro DNU para lograr un nuevo préstamo del FMI, la figura que concentra toda la atención pública no es justamente el Presidente Milei sino la Ministra de Seguridad Patricia Bulrich. En el intento por evitar la protesta, la funcionaria alcanza un record inesperado e imprevisible: para evitar que el pueblo gane el espacio público y exprese su rechazo al régimen, ¡corta las calles! El lei motiv que generó el vergonzoso protocolo antipiquete es precisamente el recurso empleado para contener el fervor popular.
Un Presidente que prometía generar riqueza "con o sin dinero" y sumió a la Nación en la peor pobreza, escondido tras la figura de la ex-montonera, y un territorio secuestrado a la realidad para que el pueblo no lo ocupe, constituyen dos hechos sin precedentes en la agitada historia Argentina.
Mientras el fotógrafo agredido por las fuerzas de seguridad en la última marcha continúa en grave estado luchando por su vida luego de tres operaciones quirúrgicas, el Presidente Milei comienza a suspender viajes al exterior (Israel en este caso, donde pretendía firmar un acuerdo con ese país) y a espaciar sus apariciones públicas, una actitud hasta esperable ante el avance de las causas que se le siguen por la estafa de la criptomoneda cuyo lanzamiento apoyara oportunamente.
Presidentes escondidos, Ministras que roban territorios y un mundo azorado por el triste espectáculo que protagoniza la Argentina durante esta gestión, obligan a revisar la verdadera intención de las fuerzas del cielo capaces, como han sido, de crear este infierno.