viernes, 14 de junio de 2024

Semestre en caída libre

Seis meses le costó a LLA torcer el brazo a la democracia arrogándose poderes especiales a contramano del pueblo, nueva muestra de que el sistema representativo necesita revisarse. Nadie sensato podrá insistir en aprobar políticas que para salir de la pobreza previamente la provoque.

Advertir que los legisladores negocian cargos a cambio de votos, que quienes comenten desmanes en las manifestaciones populares son "cara-tapadas" de las mismas fuerzas represivas, y que las detenciones se producen a cualquier hora y en cualquier lugar sin respaldo jurídico y sin otro motivo que evitar grupos de ciudadanos con ánimo de expresar su descontento, nos remite a la trágica década del 70, donde el gobierno se llevaba puesto a quienquiera que fuese por el solo motivo de disentir ideológicamente con el sistema dictatorial impuesto por dictadura cívico-militar.

Ya hay registrado episodios en que fuerzas policiales, incluso en lugares distantes de las manifestaciones populares (estación Once del ferrocarril Sarmiento), detienen a personas sin razón alguna, al punto que ocasionales ciudadanos que presenciaron el hecho filmaron el evento instando a viva voz a los anónimos detenidos para gritar su nombre y poder rastrearlos ante una posible y temida "desaparición". Si sumamos a ello que el fiscal Stornelli, el mismo que nunca respondió a la convocatoria de la Justicia, dictaba la prisión preventiva de muchos manifestantes por ser "terroristas" en un intento de perpetrar un "golpe de estado", fácil es concluir en que este circo armado por el oficialismo no tiene otro propósito que anular ("aniquilar" dirían los militares del proceso) cualquier forma de protesta.

Pero más triste aún es advertir la sutil diferencia entre esta realidad y la de los años 70. En aquellos años el ejercicio del poder se ejerció tras el golpe de estado que eliminó las instituciones democráticas; hoy se ejerce merced a ellas, otorgado por un electorado que, conciente o no, fue quien ungió a Milei.

Si la democracia funciona como cualquier patología autoinmune, es decir, si carece de mecanismos de defensa contra sus propios ataques, ¿no habrá que revisar el sistema? 

sábado, 1 de junio de 2024

Primera pústula

El escándalo Petovello (delito por retención de alimentos y corrupción por sobresueldos) no es el primero que mancha a LLA, es el primero reconocido por dicho espacio político. Ya en la campaña se mencionó la "venta" de escaños en el parlamento, cuando Milei no era más que una amenaza. Fragmentado el país, empobrecido, atascado en una encerrona de miseria, por ahora sin atisbos de salida, ahora aparecen las pústulas, infecciones purulentas que perforan la piel de la derecha para expandirse sobre el hambre del pueblo. Sin diferencia alguna con el escándalo Insaurralde que selló la derrota de Massa, pueda ser que esta vez la gente acabe por entender que la corrupción no es atributo exclusivo de ninguna ideología sino un defecto de fábrica del hombre que rige a cuatro vientos en cualquier sitio del planeta (si alguien aún duda, véase la condena a Trump, sin perjuicio de que la misma no alcance para atentar contra su candidatura, abonando la estupidez humana).

El delito de retención de alimentos en cabeza de la Ministra es de otro orden. Allí no hay corrupción, hay ineficiencia en la gestión y un desprecio olímpico, rayano a la crueldad, por el otro. Peor aún, por el "sufrimiento" del otro. Alguna vez un personaje de ficción aseguró que para administrar el hambre es imprescindible haberlo sentido. Sólo la sensación acerca el peso del mismo, nunca el concepto, que más bien opera en el pensamiento, jamás en el cuerpo. 

La condena no exculpa al condenado, sólo reafirma su condición. No cambia el pasado ni revierte el daño causado, pero una sociedad inteligente debería saber interpretar su contenido, tener capacidad de "leer" el verdadero sentido de la misma y, finalmente, permitir corregir la mirada equivocada. Cierto que para ello es imprescindible despojarse de prejuicios, uno de los cuales sigue aún vigente entre el electorado argentino que, según las encuestas, aún tiene entre sus favoritos al monigote, este personaje que, a juzgar por su gestión presidencial parece estar tomando venganza de sus propio resentimiento acuñado en postergaciones infantiles y adolescentes, cumpliendo el anhelado "sueño del pibe" sobre la postergación ajena. 

Resulta literalmente increible que muchos votantes de LLA aún crean que esto es mejor que el populismo y que este estado de cosas sea consecuencia del mismo. Semejante rigidez mental tampoco resulta auspiciosa de cara al futuro. Que Dios se apiade de nosotros.   

jueves, 30 de mayo de 2024

Quinta a fondo

Han sucedido abril y mayo, dos meses en que el monigote no agregó nada nuevo a lo conocido, salvo el papelón de acusar de corrupto a Pedro Sánchez y esposa provocando la ruptura diplomática con la madre que nos parió. Respetuosos de la democracia (¿todavía?) no queda más que esperar transcurran rápido los tres años y medio que restan de gestión, rogando a Dios logremos sobrevivir a la quimioterapia económica que amenaza arrasar con todo a su paso, más con las células sanas que con las enfermas. Roguemos también que Gravois no actúe sus manifiestos y resistidos deseos de hacer justicia por mano propia.

Pero algo sí podemos hacer para ser individualmente mejores cada día, mejores personas y mejores ciudadanos: analizar al monigote a partir de sus declaraciones, habida cuenta que el ser humano es pensamiento y palabra (en ese orden), y a partir de la palabra desentrañar el pensamiento. Concientmente o no, el personaje es enmarañado en sus declaraciones, suele emplear fórmulas crípticas como para que, además de no entenderse, tiñan su discurso de una pátina intelectual que seduce a los imbéciles. Días atrás frente a las protestas por la retención de alimentos con destino a comedores comunitarios, afirmó que "las externalidades del consumo" no forman parte de la gestión de gobierno, nadie es suicida y de algún modo todos habrán de procurarse lo indispensable para vivir sin que nadie (el Estado) deba acudir. El muy idiota parece ignorar que la rata acorralada, pusilánime como es, acaba atacando a su agresor sabiendo aún que sucumbirá frente al predador. En criollo, las "externalidades del consumo" inexorablemente acabarán transformando al suicida en homicida. No es novedosa la deducción, lo sorprendente (y temible) es que lo ignore quien conduce el país

Una persona que condena lo distinto (léase su discurso de Davos), acusa alegremente a mandatarios (de Brasil, Colombia, México, España, etc,), denosta lo colectivo y exalta lo ideológicamente propio (empresariado, librertades irrestrictas, no intervención, regulación, ni asistencia social), no merecería recibir asistencia del cielo, a menos que allá en el cielo como en la tierra también haya un pequeño pero poderoso cielo de elegidos junto a un extendio y frágil cielo popular. En sucesivas entregas, desde este blog trataremos de analizar las curiosas "fuerzas del cielo" que invoca el monigote. 

sábado, 30 de marzo de 2024

100 días de gracia

    Tras el período que tradicionalmente se les concede a los "nuevos gobierno" para que pongan en marcha sus políticas, es posible hacer un primer análisis de la realidad sin preconceptos ideológicos, es decir, no atacar la fórmula liberal por el sólo hecho de ser liberal, sino observando el efecto de su implementación.       

   Las medidas, simplemente enumeradas, fueron: 1) Devaluación. 2) Desregular precios. 3) Interrupción de la obra pública. 4) Reducción de gastos "superfluos". 5) Cierre de organismos oficiales 6) Fomento de la importación mediante reducción de tasas 7) Licuación de jubilaciones mediante el no reconocimiento de los niveles de inflación del último trimestre - 100% aproximadamente -.

     El combo precedente ha provocado un cuadro de situación nunca imaginado: 1) Traslado a precios de la nueva paridad cambiaria. 2) Aumento inusitado de precios, en especial de la canasta alimenticia. 3) Despidos masivos por caída de la actividad y, consecuentemente, del crecimiento económico 4) Ausencia del Estado para la contención social. 5) Despidos por cierre de fuente de trabajo. 6) Destrucción de la industria nacional con su secuela de cierres y despidos. 7) Empobrecimiento de la clase pasiva.

      Concluir en que las medidas han sido perjudiciales parece demasiado básico como para juzgar la acción de gobierno. Incluso sería innecesario leer este blog para enterarse del fenómeno, bastaría con ir al supermercado y hablar con la gente "común" sobre cómo sucede su vida cotidiana. Sin embargo, los dirigentes parecen no acusar recibo de la realidad, o bien por alguna razón desconocida se han llamado a silencio. Disfrutan de sus engañosos logros: haber rechazado la ley omnibus en la cámara baja y luego la aprobación del DNU en el senado. Mientras tanto, dicho DNU que implementó las medidas antes enumeradas sigue vigente y dejando caer sobre la población su efecto devastador.

        El pueblo está a la deriva frete a la acción de un gobierno claramente antipopular y la indiferencia de una oposición que a esta altura ha dejado de ser complaciente para ser cómplice. Que cada lector deduzca, infiera o imagine cómo sigue esta película. Desde este blog no hay mucho más que decir. Que Dios nos ampare frente a esta libertad, carajo!

   


    

 

viernes, 2 de febrero de 2024

Milei suma y sigue

Descubrir la causa de que el 55% del electorado haya empujado al monigote a la Rosada, podemos hasta entenderla analizando el perfil sociológico de esa mayoría - hoy seguramente muy disminuida -. Desencanto, juventud, ingenuidad, impericia, desmemoria, y el insalvable porcentaje que constituye el núcleo duro de la derecha, siempre navegando entre el odio, la insensibilidad y la miopía mental, constituyen el combo de esta trágica mayoría.

Hasta aquí todo bien. Aun admitiendo que hoy la mitad de ese porcentaje, formado por adolescentes ingenuos, desencantados, desmemoriados e inexpertos, a la luz de esta realidad votarían distinto, debemos concluir en que ya es demasiado tarde, el juego democrático ha clausurado la posibilidad de reparar el daño, al menos por cuatro años. 

Lo que no se entiende, es que el Parlamento, donde no hay adolescentes, ingenuos, desmemoriados ni inexpertos, convalide el rumbo suicida del gobierno votando la incomprensible ley ómnibus, cuyo dictamen de mayoría ha sido firmado ¡sin siquiera conocer el contenido completo del mismo!

Uno podría exculpar a la mayoría de la gente, justificando esa inexperiencia, ingenuidad y desmemoria, en la necesidad de sobrevivir a esta tragedia económica y social al que han empujado al país, pero estos inútiles que pululan como larvas por los pasillos y las bancas del Congreso, no tienen perdón alguno por esta reafirmación insólita del saqueo al que continúan exponiendo al  pueblo, ¡votando un papel en blanco!, con la estúpida explicación de ofrecer al gobierno un instrumento para ejecutar su política.

Confesamos la imposibilidad de calificar este hecho, el idioma español carece de adjetivos para definir estas conductas, como no sea cayendo en la grosería inútil. En esta realidad que vivimos no es posible asegurar que "la patria no se venda", incluso parecería que sí es posible, sólo nos queda esperar que no lo hagan. 

Estamos en malas manos, entre estúpidas y malintencionadas. Mientras tanto, 60 heridos en las calles, a punta de bala y garrote, dan cuenta que la represión pretende ahogar la protesta en calzadas ¡y veredas! No sólo quieren hambrear y vender la patria, también golpear y encarcelar. Falta la desaparición.


miércoles, 31 de enero de 2024

La hora de la verdad

En todos los órdenes, las crisis, además de la convulsión que suponen, son momentos que, bien empleados, suelen acercar soluciones valiosas. Esta encrucijada que vive el país es histórica, un buen momento para verificar si la democracia, por estas regiones, cuenta con mecanismos de defensa ante los atropelladores que aspiran llevársela puesta, amparados en sus pliegues y zonas grises. Tal como en el célebre refrán: "hecha la ley, hecha la trampa", los liberticidas que invocan la libertad como uno de los pilares de la democracia, bien podrían recitar: "hecha la democracia, hecho el libertarismo".

Detrás de toda esta parafernalia construida alrededor del megadecreto y la ley ómnibus, hay un punto clave que puede hechar por tierra toda defensa de la democracia para evitar su atropello: la delegación de superpoderes que, en caso de ser aprobados, puede permitir al monigote habilitar todos los artículos que la oposición cree proteger mediante discusiones maratónicas, amparos, disidencias, rechazos, etc.

Íntimamente, La Libertad Avanza se burla de toda esta puesta en escena a la que el periodismo se asocia con sorprendente ingenuidad. Incluso en el punto donde la oposición hace énfasis respecto de los logros obtenidos, se señala como un triunfo el haber disminuido parcialmente los temas acerca de los cuales se reclaman superpoderes, y en haber reducido el tiempo de vigencia de cuatro años a "sólo uno".

Por momentos hasta parece una actitud conspiradora de todos los sectores para entretener al pueblo con el "arduo y protector ejercicio legislativo" en defensa de los derechos de las mayorías, mientras el país entero se desliza por un agujero negro económico en el que inevitablemente desaparecerán, junto con el Estado, los derechos adquiridos, la industria local, la legislación laboral y las reservas naturales a manos de los "capitales que vendrán a invertir en beneficio del país" (no de su propio patrimonio).

Unas pocas voluntades portando carteles sobre la acera frente al Congreso (y cuidadito con bajar el cordón), no alcanzan para evitar la devastación de estos remozados señores feudales. Si no somos capaces de abrir los ojos ahora, tenemos asegurada la ceguera por, al menos, una par de generaciones. Cómo hacer para no llorar por tí, Argentina. 


 

martes, 23 de enero de 2024

Maniobra distractiva

Bajo la gestión de Macri, el modo de gobernar eludiendo la resistencia opositora fue presentar proyectos legislativos con varios aspectos discutibles, de forma tal que en la negociación se aprobaran algunos - los importantes - y se aceptaran correcciones en otros, cuestión que la oposición creyera estar cumpliendo su rol eficientmente. Esteban Bullrich fue quién entonces confesó públicamente la estrategia.

A menos de dos meses de asumir, el nuevo gobierno aplica la misma mecánica. Con el pueblo hambreado y los salarios licuados por la formidable inflación autoinfligida, la mayoría de los medios, incluso los más acérrimos opositores, han puesto foco en la famosa ley ómnibus. Lo tristemente ingenuo es que la misma oposición se siente orgullosa de haber logrado "torcer el brazo" oficial, obligando a corregir muchos de sus decretos. Solazados en ese "consuelo de tontos", ladran a cuatro vientos haber reducido de cuatro (4) años a sólo uno (1), el período de facultades especiales que Milei reclama para poder legislar en función de su desopilante programa.

Si en menos de dos meses ha puesto la Argentina patas arriba ¿qué no hará en un año?

Parece mentira que frente a la devastación producida en la economía con festejados índices inflacionarios del 25 %, todavía haya gente sugiriendo esperar un poco, otorgando tiempo a la nueva gestión para acomodar las variables, mientras respiran aliviados por haber sorteado el temible 15.000 % de inflación anual anunciado por el "gatito mimoso" del poder.

Entre todas las barbaridades expresadas desde su asunción, apenas puede rescatarse una verdad única, claro que tampoco propia, sino de cualquiera que tenga mínimo criterio: hay dos Argentinas pugnando entre sí, por un lado aquella que en nombre de la libertad borra de un plumazo al Estado regulador junto con todos los derechos del pueblo; y por otro, aquella que transitó el flagelo de la pandemia auxiliando a todos - partidarios y oposición -, con arreglo a su verdadera función protectora. ¿Acaso no recuerdan los argentinos el IFE y demás aportes al empresariado que el Estado otorgó, o los aviones de Aerolíneas Argentinas trayendo las esperadas vacunas mientras se acusaba al Presidente de hacer negocios con Rusia?

Todo está guardado en la memoria, sólo necesitamos la voluntad de acudir a ella.