Seis meses le costó a LLA torcer el brazo a la democracia arrogándose poderes especiales a contramano del pueblo, nueva muestra de que el sistema representativo necesita revisarse. Nadie sensato podrá insistir en aprobar políticas que para salir de la pobreza previamente la provoque.
Advertir que los legisladores negocian cargos a cambio de votos, que quienes comenten desmanes en las manifestaciones populares son "cara-tapadas" de las mismas fuerzas represivas, y que las detenciones se producen a cualquier hora y en cualquier lugar sin respaldo jurídico y sin otro motivo que evitar grupos de ciudadanos con ánimo de expresar su descontento, nos remite a la trágica década del 70, donde el gobierno se llevaba puesto a quienquiera que fuese por el solo motivo de disentir ideológicamente con el sistema dictatorial impuesto por dictadura cívico-militar.
Ya hay registrado episodios en que fuerzas policiales, incluso en lugares distantes de las manifestaciones populares (estación Once del ferrocarril Sarmiento), detienen a personas sin razón alguna, al punto que ocasionales ciudadanos que presenciaron el hecho filmaron el evento instando a viva voz a los anónimos detenidos para gritar su nombre y poder rastrearlos ante una posible y temida "desaparición". Si sumamos a ello que el fiscal Stornelli, el mismo que nunca respondió a la convocatoria de la Justicia, dictaba la prisión preventiva de muchos manifestantes por ser "terroristas" en un intento de perpetrar un "golpe de estado", fácil es concluir en que este circo armado por el oficialismo no tiene otro propósito que anular ("aniquilar" dirían los militares del proceso) cualquier forma de protesta.
Pero más triste aún es advertir la sutil diferencia entre esta realidad y la de los años 70. En aquellos años el ejercicio del poder se ejerció tras el golpe de estado que eliminó las instituciones democráticas; hoy se ejerce merced a ellas, otorgado por un electorado que, conciente o no, fue quien ungió a Milei.
Si la democracia funciona como cualquier patología autoinmune, es decir, si carece de mecanismos de defensa contra sus propios ataques, ¿no habrá que revisar el sistema?