miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ministro fuerte

El sector empresario ha señalado la necesidad de un Ministro de Economía "fuerte" poniendo en discusión la conveniencia o no de su implementación, pero sobre todo ha suscitado una discusión secundaria que da cuenta de cierto progreso en la interpretación de la noticia, al menos de la prensa que aspira a ser crítica, no sólo de la noticia en sí sino del significado menos evidente, paradójicamente el más importante. 
Siendo poco posible tener certezas en cuanto a la intención que conlleva el reclamo, ya que consultar a las fuentes permitiría corregir el mal efecto provocado por la expresión, resulta útil revisar en la historia política del país qué ha sido tradicionalmente un ministro fuerte, quiénes han encarnado ese rol y cuáles han sido las consecuencias de la gestión. Dos arquetipos de fortaleza surgen espontáneamente: José Martínez de Hoz y Domingo Cavallo, de cuyas gestiones y sus efectos nos eximimos de hablar para no ofender el recuerdo del lector. En ambos casos destacan la absoluta coherencia entre su propia ideología y la del poder económico - de ahí su vasallante fortaleza -, quedando en segundo plano la concepción política del gobierno de turno, definitivamente puesto a obedecer fórmulas liberales de laboratorio, prescindentes de todo criterio en cuanto al tratamiento de los negocios públicos. Uno y otro han respondido a gobiernos inmunes al reclamo popular, en el caso de la dictadura militar merced al empleo del secuestro, tortura y muerte, en el caso del binomio Menem-De la Rúa por su mansa obediencia a fórmulas impuestas desde el panel de control norteño. El primer ejemplo dejó como saldo la devastación de la industria nacional, miles de desaparecidos y la multiplicación exponencial de una deuda externa cuyos efectos se hacen sentir hoy en la voracidad de los últimos buitres que revolotean sobre un cadáver resucitado; en cuanto al segundo caso la aventura concluyó con una Argentina en llamas, la licuación de la deuda privada beneficiando a unos pocos en detrimento de muchos, el mayor índice de desocupación de la historia y un país quebrado en el default.
No es demasiado costoso apelar a la memoria para tomar nota de los efectos devastadores de la "fuerza", incluso desde la Física su aplicación supone e implica la presencia de una resistencia a vencer para que exista. Muy malo resulta advertir que esa resistencia en el plano político siempre está representada mayorías desprotegidas. En suma: ¿Qué piden en realidad los empresarios cuando reclaman un Ministro "fuerte"?