lunes, 11 de noviembre de 2013

PPT

Siglas notables por identificar a dos programas televisivos que polarizan la atención del padrón electoral, en realidad PPT son las iniciales genéricas de una actividad que define el mundo actual: Palabras Pronunciadas Tardíamente. Aunque muchos aún lo ignoren o no lo hayan pensado desde este lugar, la palabra es siempre consecuencia del hecho. Dicho de otro modo la realidad precede al discurso, de modo que el lenguaje no es más que una inevitable reproducción simbólica del mundo. Vista su inutilidad, destacados pensadores a lo largo de la historia han sugerido hacer silencio, cuestión de evitar el efecto distorsionante del lenguaje. Es obvio que no han tenido éxito, según los prestidigitadores de la palabra porque entre otras cosas significaría el cierre de muchas fuentes de trabajo, un gravísimo perjuicio; pero en rigor de verdad porque dejaría de engrosar jugosas fortunas en manos de los detentadores del capital lingüístico, precisamente quienes se resisten a resquebrajar ese orden perverso impuesto por ellos mismos.
De cualquier modo, los títulos de ambos programas merecen algunas aclaraciones. El correspondiente al canal oficial - 6,7,8 -, debió llamarse Pensado Para Pensar, pero declinó el mismo pues las siglas PPP bien pudieron ser confundidas con una peligrosa tartamudez del teclado. En cuanto a Periodismo Para Todos, apéndice del anterior entre otras cosas porque nació con intención de neutralizarlo - nótese que copió las iniciales por si sus seguidores no lo advertían -, es una deformación de su verdadero patronímico: Pensado Para Tontos, únicos ejemplares capaces de disfrutar con semejante grotesco; si la aspiración del mismo apunta a ser un programa de opinión no alcanza a la suela del zapato de los pioneros en la materia, profetas del desánimo como A Dos Voces, Hora Clave, Código Político, etc. Y si acaso pretendiera ser un divertimento político en la línea del recordado Tato Bores, previamente debería ascender a Primera A superando al actual líder de la B, Piñón Fijo. Conductor por conductor, el pintoresco cordobés resulta algo menos ofensivo a la estética, al fin de cuentas vestuario, maquillaje, guión y musicalización, resultan atractivos para el público al que está dirigido, cosa que jamás lograría el que se le soltó la cadena. Admitimos, en cambio, que la estética del barbado fumador resulte atractiva para su audiencia, los Tontos.

lunes, 28 de octubre de 2013

Show cívico

El título remite a la nota "distinta" que a primera hora del día del comicio mostró un canal de noticias no opositor al gobierno. El rostro de una notera joven anunció desde Puerto Madero su visión de las vecinas locales rumbo a las urnas luciendo sus mejores atavíos, "chupines" incluidos; luego un periodista de esos que sólo miran la cáscara, elogió las colas operadas de las votantes entre la risa de sus compañeros, vergonzante frivolización de un acto supuestamente trascendental, con fuerte tufillo a pizza y champagne. El equívoco consistió en el contenido y en la forma, algo así como cubrir la Feria del Libro o el Congreso Filosófico con la hiena Barrios. Si mostrar dicho escenario asegurara al menos una reflexión en torno al significado de lo exhibido quedaría la nota justificada, lo incongruente resultó el fuerte contraste entre lo que la democracia dice ser - en rigor lo que los demócratas dicen que la democracia es - y lo que la realidad marca, en otros términos la notable distancia entre palabra y cosa, discurso y mundo, letra y sensación. Por si no se entiende, piénsese la diferencia entre la palabra hambre y el hambre mordiendo en vacío, ese estímulo que el estómago envía inútilmente reclamando combustible. Nótese que este no es un mensaje político, sino una advertencia sobre la cada vez más profunda confusión entre lo que la palabra provoca al precio de esconder la realidad, y la realidad misma al impactar contra la construcción que de ella hacen los artistas del discurso. 
Cuando en el mundo regía la controversia capitalismo-colectivismo, cuando aún pujaban empirismo insular e idealismo continental, cuando desde la razón El Capital intentaba desnudar una ética del despojo avalada por Dios, la tensión de esa lucha aún auspiciaba esperanzas, vanas tal como señaló el último blog, pero esperanzas al fin. La desaparición de esa lucha alzó el dique de contención y las aguas de la acumulación capitalista inundaron el mundo dejándolo bajo el nivel de flotación, como si la masa humana fuera un iceberg donde solo respira la cima emergente. En esta argamasa de posmodernismo político, todo a lo que puede aspirar el sumergido, es a alguna que otra política populista aspirando corregir en algo el desnivel. Pero aún con las mejores intenciones es otra vana ilusión, otra costosísima legitimación de la voracidad, eficaz anestesia que prolonga la agonía de la gran masa social en favor de una minoría privilegiada. 
Los lamentables noteros seguramente ignoran que lo mostrado por ellos es lo que en verdad la democracia logró, no por habérselo propuesto - la democracia, no ellos - sino por haberlo gestado y dado a luz.    

viernes, 25 de octubre de 2013

Esperanza: ¿vana o no?

Según Borges la esperanza nunca es vana. Y es tan cierta la sentencia como eficaz la zanahoria, una analogía prosaica pero muy gráfica. También Kant, de férreos códigos religiosos, señaló a Dios, junto con el alma y el mundo, como algo necesario para el hombre. Si no contáramos con una mágica esperanza en el porvenir, el ser humano perdería el estímulo para seguir adelante, en cuyo caso caería víctima de encantos artificiales que sólo proveen un escapismo fatuo. ¡Si lo sabrán los carteles colombianos!
Los comicios reúnen esa ilusión pueril del párvulo primero mirando fascinado las aventuras de sus héroes. Todas las épocas han tenido los suyos, desde Súperman a Madagaskar, desde Mickey a las Gárgolas, creando un mundo ilusorio donde el bien y la felicidad se transforman en bienes de consumo al alcance de cualquier idiota o ciudadano común - Dios perdone la sinonimia -. Más allá de preguntarnos heréticamente qué extraño mecanismo repone esa mágica ilusión de que tras los comicios nuevos representantes lograrán un mejor estado de cosas, podríamos ensayar un juego distinto: imaginar qué sucedería si efectivamente todo cambiara y de pronto pudiéramos conseguir todo lo que nos falta a cambio de todo lo que nos sobra. La respuesta rápida sería que ya nada impediría disfrutar de un bienestar permanente, salvo que probablemente comencemos a extrañar aquello que, sobrante ayer, hoy escasea. ¿Será entonces que el conformismo y la permanencia en el mismo estado de cosas  es el camino a seguir? Esta pregunta la formularía un ciudadano común - sin sinonimia ahora -, pero seguramente la contestaría cualquiera de los candidatos que la semana próxima saltarán felices o explicarán circunspectos el porqué de la derrota, pero tanto unos como otros no habrán perdido de vista que la ofensiva sinonimia sigue vigente para poder continuar confundiendo discurso y realidad, un problema filosófico que ancla en la vida como ningún otro, pero que no parece ser advertido por quien corresponde. Si en cambio se nos preguntara cuál debería ser el rumbo para corregir este desparejo orden de cosas, no nos atreveríamos a responder por respeto al ciudadano común, en este caso poniéndolo a salvo de la asfixiante sinonimia. Y si acaso se adujera que las metáforas son demasiado complicadas para ser atendidas, deberíamos aceptar que sí, efectivamente lo son, pero no menos que la vida cotidiana, y sin embargo debemos enfrentarla. ¡Que Dios nos libre del domingo, pero más del lunes!

viernes, 18 de octubre de 2013

Divagues

Este tiempo interelectoral - las PASO son comicios de garrón -, sugiere reflexionar acerca de los distintos caminos que puede tomar Argentina una vez concluida la década ganada o perdida, opuesto que marca el tono utilitario de la política. Esto significa en buen romance que la década habrá de pasar incluso ante una eventual continuidad política - nadie es igual a Cristina -, otro rasgo que marca el infantilismo del electorado argentino en cuyo ideario los hombres prevalecen a las ideas. Y el primer divague que aparece frente este pasaje es ponernos a pensar sobre el eterno desvelo del hombre: el porvenir. 
La incertidumbre, ese monstruo que desde siempre nos atosiga aunque digamos combatirlo en honor a la pureza de la ciencia, parece ser el rasgo distintivo del siglo que iniciamos y toma cuerpo tras la caída del muro de Berlín. El fracaso del último dique de contención al capitalismo aceleró la globalización extendiendo el sistema a todo el planeta, sin embargo el torrentoso avance no aseguró sus bondades, más bien occidentalizó a oriente que acabó convertido en una democracia más poderosa aún que la que hoy lidera este cacho de mundo. Nótese que el hermano mayor del norte - hermano geográfico, no de sangre -, hoy recorre el mismo camino que padecimos los menores bobos del sur: coquetear con el default, cuadro agravado por el peligro adicional de repetir males típicamente nuestros: discutir entre opositores postergando decisiones capaces de neutralizar males mayores, torcer significados, ocultar lo que no conviene y mostrar lo que sí, en fín, toda una batería de picardías porteñas que nos coloca a la cabeza del mundo en materia de idioteces. El signo más típico de nuestra argentinidad - no sobra decirlo - son los dos goles emblemáticos de Maradona a los ingleses, uno de inenarrable belleza y lleno de habilidad, el otro apelando a una embozada infracción. He ahí la idiosincracia argentina.
Pero no corresponde ser injusto, el temor a la incertidumbre es un mal planetario y endémico, define a la especie humana, sobre todo al poderoso, necesitado de esa cuota de certeza que le asegure continuidad en su gueto de poder. Claman los ABC1 por un cambio que traiga oxígeno a sus empobrecidas arcas, que no es lo mismo ganar miles de millones que cientos de millones. El consejo, si cabe el término, es aprender a convivir con lo inesperado y copiar el método al panadero de nubes del Cuchi Leguizamón: Cómo le iban a robar, ni queriendo a Don Juan Riera, si de noche le dejaba al pobre la puerta abierta. ¡Un ejemplo!  

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ministro fuerte

El sector empresario ha señalado la necesidad de un Ministro de Economía "fuerte" poniendo en discusión la conveniencia o no de su implementación, pero sobre todo ha suscitado una discusión secundaria que da cuenta de cierto progreso en la interpretación de la noticia, al menos de la prensa que aspira a ser crítica, no sólo de la noticia en sí sino del significado menos evidente, paradójicamente el más importante. 
Siendo poco posible tener certezas en cuanto a la intención que conlleva el reclamo, ya que consultar a las fuentes permitiría corregir el mal efecto provocado por la expresión, resulta útil revisar en la historia política del país qué ha sido tradicionalmente un ministro fuerte, quiénes han encarnado ese rol y cuáles han sido las consecuencias de la gestión. Dos arquetipos de fortaleza surgen espontáneamente: José Martínez de Hoz y Domingo Cavallo, de cuyas gestiones y sus efectos nos eximimos de hablar para no ofender el recuerdo del lector. En ambos casos destacan la absoluta coherencia entre su propia ideología y la del poder económico - de ahí su vasallante fortaleza -, quedando en segundo plano la concepción política del gobierno de turno, definitivamente puesto a obedecer fórmulas liberales de laboratorio, prescindentes de todo criterio en cuanto al tratamiento de los negocios públicos. Uno y otro han respondido a gobiernos inmunes al reclamo popular, en el caso de la dictadura militar merced al empleo del secuestro, tortura y muerte, en el caso del binomio Menem-De la Rúa por su mansa obediencia a fórmulas impuestas desde el panel de control norteño. El primer ejemplo dejó como saldo la devastación de la industria nacional, miles de desaparecidos y la multiplicación exponencial de una deuda externa cuyos efectos se hacen sentir hoy en la voracidad de los últimos buitres que revolotean sobre un cadáver resucitado; en cuanto al segundo caso la aventura concluyó con una Argentina en llamas, la licuación de la deuda privada beneficiando a unos pocos en detrimento de muchos, el mayor índice de desocupación de la historia y un país quebrado en el default.
No es demasiado costoso apelar a la memoria para tomar nota de los efectos devastadores de la "fuerza", incluso desde la Física su aplicación supone e implica la presencia de una resistencia a vencer para que exista. Muy malo resulta advertir que esa resistencia en el plano político siempre está representada mayorías desprotegidas. En suma: ¿Qué piden en realidad los empresarios cuando reclaman un Ministro "fuerte"?

martes, 20 de agosto de 2013

¿Dar la mano es educado?

Un conductor de noticiero de canal 13 aseguró que el joven que no le dio la mano a Macri fue "víctima de sus mentores", dando por descontado que el joven no actuaba por sí mismo sino por quien lo inducía a hacerlo de ese modo. ¿De dónde saca esta idea dicho periodista si hasta el momento de afirmarlo no se conocían las causas por las que el joven actuó así? ¿Por qué aquello que juzgamos negativo debe ser imputado a nuestros adversarios? ¿Por qué un joven que actúa como fiscal en una mesa electoral y niega su saludo a un dirigente es un maleducado y no alguien que, consecuente con su forma de pensar, rechaza todo trato "convencionalmente educado" como estrechar la mano, eligiendo expresar así su repudio a alguien para diferenciarse de él. ¿No es acaso este proceder bastante más civilizado que la retahíla de improperios que destinan los asistentes a las marchas de protesta sobre la presidente y su equipo de trabajo? No conocemos, en cambio, la calificación que ese mismo periodista hizo de los insultos dirigidos a las autoridades de la Nación elegidas por mayoría, ni de las expresiones de cierto periodismo que se atrevió a reproducir en la tapa de un semanario la imagen de Cristina Fernandez en un supuesto orgasmo, expresión que además de ofensiva es de pésimo gusto. ¿Será que "sus mentores" no le dan letra para que se pronuncie en esas otras expresiones repudiables?
Sospechamos que este periodista conoce en carne propia qué es ser "víctima de sus mentores", no hay otra explicación a que lo criticado en un sentido no lo sea en el otro. Esto es demasiado evidente, lo que sí resulta definitivamente una incógnita es saber si estos individuos advierten en sí mismo estas conductas. Si así fuere, su tarea no sería más que otra expresión comercial, en definitiva el precio que está a dispuesto a pagar cada uno por dirigir un discurso en favor o en contra de alguien, una suerte de sicario de la palabra que se vende al mejor postor. Al fin también los médicos venden su conocimiento al mejor postor, pero no solo son conscientes de ello - para eso lo adquieren -, sino que tienen argumentos para sostener que lo hacen por el bien de los demás. Muy distinto es aquel que poco puede argüir acerca de una censura que merece ser tal en persona de uno y no de otro, alguien que señala que el color rojo es malo cuando lo viste X pero no cuando lo viste Y.
Desde luego no sabemos que sucede en el alma de ese hombre, quizás lo menos severo sea achacárselo a su "ignorancia", aquella olvidada "mala fe" sartreana a la que acuden todos los que no se hacen cargo de sus actos, pero cumplimos en informar a ese hombre que está incurriendo en la peor miseria intelectual, aquella en la que caemos cuando condenamos en el prójimo el mismo acto que aprobamos en nosotros.  

martes, 13 de agosto de 2013

La crispación define quién es quién

Tras el paréntesis, el blog retoma su reflexión acerca de la realidad. A modo de respuesta para quienes reclamaron esta continuación, digamos que la misma obedeció al acto eleccionario, en virtud de que algunos confundidos identifican nuestros contenidos con la ideología oficial. Para esa gente el pensamiento crítico debe responder a intereses, no a resortes de naturaleza ética inspirados en una posición tomada en cuanto a la vida pública. Por esta razón interrumpimos durante la campaña.
En el interín, uno de estos seguidores (ahora ex, suponemos), creyó descubrir en nuestro análisis una aprobación de la gestión oficial, algo que si alguna vez sostuvimos respondió a una realidad innegable. En general tanto aprobamos como desaprobamos el discurso político de uno y otro lado sin que por eso hayamos tomado partido por nada que no sea develar verdades, o al menos someter algunas de ellas a juicio crítico. Esta confusión animó a alguien a enviar con intención de molestar una retahíla de textos que circulan vía mail con duras diatribas e improperios contra el gobierno y sus figuras más representativas, como si de ese modo censurara los análisis realizados aquí. Nuestra intención es recoger y dar respuesta a toda inquietud o crítica que animamos, y estas expresiones soeces, de pésimo nivel, aun firmadas por individuos que preceden su nombre con sospechosos fueros universitarios, no hace más que confirmar donde está la crítica valiosa, dónde el grito primitivo acusando de demagogia y falso populismo el quehacer del gobierno. Muchas veces hemos dicho, y sostenemos, que el gobierno merece críticas por lo que hace no por lo que dice hacer, dado que el discurso es precisamente un espacio de falsedad frecuentado especialmente por políticos y por el periodismo, sobre todo partidario. La realidad no puede ser criticada sino sancionada cuando no responde al discurso que la anima, es decir cuando se miente. Valga como ejemplo la Asignación Universal por Hijo que toda la oposición criticó, entre otras cosas por ser "drenaje de la droga y el delito" según un dirigente radical, y para esta campaña no hubo partido político que no la señalara como justa y necesaria, cierto que también este encomio es mero discurso para encandilar votantes. Muchos que hoy la invocan, una vez accedidos a sus bancas abogarán por su anulación para dejar de "alimentar vagos", tal como señalan esos correos orquestados por la oposición para, entre otras cosas "desterrar a la presidenta". Separar paja de trigo es tarea continuada y selectiva, inalcanzable para doctores de papel higiénico. 

martes, 9 de julio de 2013

"Intenciómetro" se necesita

Con desparpajo de impunidad el canal del grupo Clarín aseguró que el gobierno mostró clara intención de atacar a la Corte Suprema mediante el requerimiento cursado por la AFIP a su presidente, una expresión muy grave, tanto si fuera cierta la intención, como - si acaso no lo fuera - por afirmar algo indemostrable. En estos casos - lo mismo que con la existencia de Dios ,- resulta más prudente tomar distancia de cualquier postura dogmática sea en favor o en contra. El meticuloso Kant empeñó su vida en la definición del imperativo natural y ético, intentando mostrar que la intención es la única forma de valorar un acto humano. No es nuestro propósito -¿quién puede dudarlo? - desacreditar esta afirmación, sino señalar la imposibilidad de valorar intenciones por cuanto nunca pueden ser conocidas, salvo confesión de parte. Todo lo que puede hacerse es interpretar dichos y acciones buscando indicios acerca de su intención, claro que siempre habrá razones para el sí y razones para el no. En esta línea también es posible encontrar rastros de que la condena a la acción de la AFIP conlleva la intención - ¿cómo demostrarlo? - de tergiversar su verdadero sentido, ya que el gobierno ha desmentido la supuesta persecución a la Corte Suprema, señalando que se trata de una convocatoria de las miles cursadas y que tampoco cae en cabeza del presidente de la Corte.
La palabra siempre es motivo de interpretación, por ende de manipulación, según convenga una u otra versión. Lo condenable en todo caso es divulgarla con afán de imponerla como verdad. La intención forma parte del fuero íntimo de una persona, constituye un ámbito inaccesible para un tercero. Construir verdades a partir de la interpretación siempre abona la duda. Así las cosas, uno puede concluir que Obama es un ferviente defensor de la paz tal como sugirió el jurado que le instituyó el Nobel, mientras sus fuerzas armadas cumplían la orden de invadir un país extranjero, o que quienes se oponen a la ley de medios son, en efecto, defensores de la libertad. En estos casos debemos ir más allá de hechos y opiniones, sometiendo a crítica el alcance de las palabras paz y libertad. Y continuar revisando también si Carrió realmente busca limpiar la corrupción, si Macri aspira a una ciudad democrática y ordenada, si Lanata va por la la verdad y Pierri por la justicia. También meter en la batidora al periodismo empeñado en la espuria intención de torcer significados y licuar paradigmas, referentes y modelos que, errados o no, apuntan en una dirección unívoca. Ahora, en cambio, han puesto a la sociedad en el círculo vicioso del perro que busca morder su cola.

lunes, 1 de julio de 2013

Libertad vs. periodismo

La exhibición por parte de un medio del Grupo Clarín del cadáver de Ángeles Rawson tal como fuera encontrado vuelve a desnudar el conflicto sobre la libertad de prensa. Ahorramos comentarios acerca del nulo decoro y la morbosidad del editor, poco aporta reiterar condenas a quien emplea habitualmente estas prácticas. Resulta en cambio valioso discurrir acerca de los límites a las publicaciones. Las muestras de voracidad comercial desdeñosas del respeto por la dignidad humana pertenecen al orden ético, nada tienen que ver con el límite a la expansión económica de los grandes grupos que propone la ley de medios. Sin embargo podría colegirse sin temor a errar que el mayor volumen y alcance de un grupo multimediático, implica la instalación de su modalidad editorial sin que el consumidor tenga posibilidad de optar. Tal vez el modo de neutralizar ese avance sea poder evaluar críticamente sus contenidos, pero eso reclama un lector capaz de discernir, modelo que ningún monopolio editorial favorece. Si nadie alzara la voz contra estos atropellos flagrantes los consumidores de noticias acabaríamos naturalizando el hecho, situación que ya pudo advertirse en la opinión de un periodista del mismo medio, cuando justificó la publicación de la imagen midiendo su "éxito" en el agotamiento de la edición. No es trivial la conclusión del periodista, más bien revela la intención de la empresa editorial que, como cualquier empresa comercial, busca maximizar resultados independientemente del recurso empleado para obtenerlo. Si a este propósito sumamos la legitimación de un sistema cuya unidad de producción es la empresa privada, fácil es imaginar dónde puede llegar una actividad cuyo bien de cambio es la idea. Conviene aclarar que el objeto comercial de un medio periodístico, ya hace tiempo que dejó de ser la simple narración del hecho. La noticia, en estas épocas, viene acompañada de su respectiva interpretación, y ésta, invariablemente, tenderá a valorar positivamente un estado de cosas acorde a los fines de ese medio. Algo les ha hecho creer a los oligopolios mediáticos que los cerebros de sus clientes necesitan proteínas y vitaminas en lugar de alimento, economizando de este modo el proceso digestivo, claro que el ahorro obligado arrebata el sabor, el buen gusto, y con ellos la elección y degustación. A este ritmo no sería de extrañar que el ser humano termine convertido en un mero organismo biológico, destino que parece ser el elegido por los grupos hegemónicos, empeñados en construir una masa lectora y espectadora dispuesta a consumir grajeas periodísticas en lugar de buscar la realidad en el mundo.

sábado, 22 de junio de 2013

Juegos electorales

El hombre ha jugado desde sus orígenes, actividad que define su condición lúdica, pero conviene distinguir  el jugar del adulto con el del infante; este último prescinde de toda competencia, el niño no gana ni pierde, más bien emplea el juego como recurso para investigar el mundo; podríamos decir que es un modo de conocer, el más primitivo quizás por cuanto implica simplemente observación y asombro. Distinto es el juego construido por el adulto cuya naturaleza exige triunfo y derrota, con sus componentes psicológicos y efectos colaterales - sociales, económicos, emocionales, políticos -. Dostoievski nos deja un testimonio valioso acerca del tema en su célebre relato El jugador, donde describe minuciosamente emociones y mecanismos en que queda atrapado el protagonista a partir de la patológica adicción al juego de azar.
Otros tipos de juego han logrado transformarse en organizaciones de alcance planetario, tal el caso de muchos deportes de consumo popular, cuyo volumen económico los eleva al rango de gran negocio. Incluso la explotación del juego de azar por parte del Estado da cuenta de la importancia que tiene la actividad en el hombre, el lugar que ocupa, el valor asignado, y al mismo tiempo su magnitud como actividad lucrativa. Nada de esto sorprende, incluso ya se ha naturalizado el mecanismo no mereciendo ninguna condena social.
Sin embargo, esta época de confusión donde la democracia parece instalarse en todos los rincones del planeta como una bendición incuestionable, ha traído un nuevo tipo de juego: el electoral. Y no es casual que el periodismo - o eso que dicen hacer los monopolios mediáticos -, haya adoptado este modo para definir conductas y alianzas políticas. Así las cosas, el político adquiere rango de participante jugando de tal o cual manera en la contienda electoral. Haría falta analizar críticamente qué características tiene este nuevo juego, cuáles son sus reglas, códigos, normas y alcance; sobre todo el papel que juegan ciertos valores éticos en torno al discurso que emplean sus protagonistas, cotejándolo luego con la gestión efectiva una vez elegidos, y los espurios acuerdos inter pares, incluso entre personas de ideología opuesta con el simple afán de ganar.
El juego en sí no tiene ningún aspecto objetable como actividad humana, pero sí sería recomendable tratar de entender por qué se ha inaugurado esta tendencia que asimila el acto electoral, la política al fin, a un juego. Y también amerita otra reflexión que aun de tono pedestre no deja de tener gusto a interpelación: sería bueno que los políticos en lugar de jugar con la democracia tomen la cosa con la seriedad que merece.

martes, 18 de junio de 2013

Dónde está la intención

Juzgar la ética de un acto por la intención - el sueño de Kant - sería posible si el cerebro funcionara como una caja negra capaz de registrar el deseo mediante cierto mapeo neuronal y ofrecerlo luego como prueba. No negamos la posibilidad, pero hoy eso no está disponible. Es más aplicable el utilitarismo: juzgar por el resultado, un método también objetable pero que viene como anillo al dedo en materia periodística, sobre todo que últimamente los periodistas justifican su falibilidad diciendo que sólo reproducen noticias, es decir que al volcarlas no comprometen su opinión, por eso reclaman inmunidad - e impunidad -. Más constructivo y noble sería admitir el error acudiendo a la fe de erratas, pero algunos ejemplares prefieren la otra fidelidad: la fe de ratas, y salen a justificarse olvidando que la mera reproducción de una especie implica complicidad.
Vaya a modo de ejemplo el recurso empleado por mi vecino Juan para perjudicar a Pedro que no le caía simpático. Se presentó en la comisaría a denunciar que lo vio violando a una mujer; allí le indicaron que debía presentarse la mujer o al menos que él la identificara, cosa imposible por tratarse de una mentira intencional. Luego comentó a toda la vecindad que en la comisaría no habían querido tomar la denuncia de la violación observada por él. Consecuencia: en mi barrio odian a Pedro y a la policía.
Ayer, un periodista con apellido de filósofo mediático - por suerte ambos hablan, así se los identifica -, tildó de idiotas, cosa frecuente en él, a quienes le pidieron cuentas por haber leído una denuncia de coima en el fútbol en favor de un resultado que luego no se dio. En descargo suyo aceptemos que ignore el mecanismo formador de opinión a partir de la simple lectura de una noticia, al fin ya ha dado muestra de ignorancia en otros casos donde sí ha vertido opinión, pero en función de esa laguna cognoscitiva y abogando por un periodismo confiable, solicitamos a él, sus colegas y a todo quien corresponda, tomar nota de la importancia que tiene la palabra en un mundo donde la realidad ha perdido una dimensión - la profundidad -, convirtiéndose en biplana como la mágica pantalla televisiva - y como el cerebro de algunos periodistas -. 
El episodio del periodista cruzado con la mala fe de mi vecino da para pensar que también en ese cruce uno puede cotejar intenciones y consecuencias, haciendo la salvedad en favor del periodista, que él no tuvo intención de hacer daño aunque fue bastante ineficaz; del mismo modo que al reconocer la mala intención en mi vecino, también sabemos que, con eso y todo, jamás podría siquiera igualar la ineficacia periodística.

martes, 11 de junio de 2013

Un muerto nuevo

El título bien puede ser la expresión del sepulturero al ver ingresar un cortejo, pero también la de muchos amantes del fútbol después de cualquier partido. Ahora ni siquiera es necesario que defina un torneo o corresponda a determinada categoría; nada de eso, el fútbol mata en cualquier sitio y horario. Tampoco sorprende que se alce tanta voz indignada condenando la violencia en el fútbol, una reacción políticamente correcta, rápida, gratis y nada costosa; un pésame social equivalente al que uno da a la viuda, incluso hasta bajándole una mirada al perfil - disimulada, desde luego -, para descubrir bajo el luto las curvas e imaginarse recorriendo el circuito. Los indignados, sobre todo aquellos que rapiñan alrededor del fútbol - empresarios, dirigentes, periodistas, representantes, técnicos, y aun jugadores -, acaban superando en una semana el dolor por el hincha caído, y el domingo siguiente vuelven a saturar tribunas, cobrar buenos dineros por negocios y transferencias, hacer goles y gritarlos como energúmenos, sea que la pelota entre o roce el poste.
Lo que no se advierte es reflexión seria acerca del problema y medidas con voluntad de erradicarlo. Y si no se advierte es porque prevalece el interés de que la cuestión no se corrija, tal como en otros negocios que también cobran víctimas como si fuera un saldo inevitable, nada al fin frente a millones que sobreviven para seguir alimentándolo tras derramar una lágrima expiatoria. Si no, que alguien explique por qué las terminales automotrices fabrican vehículos que superan la velocidad máxima en cualquier lugar del planeta. También podemos entender que la complejidad del mundo cobra víctimas como cualquier monstruo mitológico, claro que si lo aceptamos deberíamos dejar de persignarnos horrorizados cada vez que devora alguna.
Otra mirada alrededor de estas muertes es advertir que los negocios que la alientan - negocios, no deportes ni pasatiempos -, tienen ya en su balance una cuenta de pérdidas donde van a parar los saldos trágicos. Un modo de oponerse a estas fábricas de fortuna de unos pocos, es no integrar la clientela, cándida mayoría que fecha a fecha paga mansamente una entrada para salvarse de la posible muerte ritual, una suerte de lotería al revés donde ganar significa no volver a padecer el fútbol, pero para siempre. O bien admitamos resignados que la tragedia forma parte del mundo. Al fin vivir es la principal causa de muerte.

martes, 4 de junio de 2013

Sobre llovido, mojado

Las denuncias presentadas por Jorge Lanata en el programa Periodismo para todos, han generado reacción entre los intelectuales de Carta Abierta, dando lugar a la extensa carta 13 donde se denuncia una maniobra mediática de corte golpista. Este blog adhiere en general a las expresiones de dicha carta en cuanto a la escandalosa magnificación de lo malo que hace el periodismo opositor, y a que efectivamente cada domingo a la noche brota por la pantalla impúdica el aliento fétido de la regresión neoliberal. También adhiere a que no es posible afirmar que no exista la corrupción, y que las políticas implementadas en la década (ley de medios, nacionalizaciones, derechos humanos, cambios en la justicia, políticas redistributivas, etc.) tienden a corregirla, cierto que de modo insuficiente. Tampoco pasa por alto el tono académico que emplea, accesible sólo a quien no necesitaría interlocutores para interpretar la maniobra.
Es hora de prestar atención no sólo a estos mensajes de folletín, ataques condenables por la espuria intencionalidad del mensajero, sino también al otro aspecto de la ecuación comunicacional: el receptor, cuyo rasgo más sensible es que estas malas praxis encuentran abono en él, precisamente por conformar una audiencia con baja capacidad crítica para desenmascarar el propósito. Creer, demostrar y denunciar que lo malo está en lo malo constituye una tautología que no agrega nada al problema, en todo caso lo soslaya.
Algo similar sucede cuando desde la tribuna política se fustiga, y con razón, el antipopulismo de la política macrista alineada con las minorías que defiende, tradicionalmente reaccionarias, y no se advierte que el mal reside en el hecho de que ciertos discursos facilistas de efecto fácil, seducen mayorías ingenuas que adhieren acríticamente a dichas políticas, a causa de una mala comprensión del verdadero entramado de la realidad social, y en el "olvido provocado" de los principios sobre los cuales debe funcionar una democracia respetuosa de su aspiración inclusiva. Dicho de otro modo, la problemática consiste en la necesidad - e imposibilidad - de "comprender" el mecanismo que opera en la conformación del imaginario acerca de la realidad social, y el peso que tiene este fenómeno en el electorado. Un trabajo de base, legítimo, sería combatir la conducta arrebañada mostrando cómo el receptor de la información es manipulado, mediante un idioma claro y limpio que privilegie los recursos del destinatario por sobre el discurso académico. En buen romance, tratamos de decir que el intelectualismo discursivo es tan pernicioso como el show mediático, que la vida sucede en la realidad no en la pantalla, pero tampoco en la letra.

lunes, 20 de mayo de 2013

Haz lo que yo digo, no lo que yo hago


Fiel a la prédica del título el incomprendido Mauricio ha enviado en un correo electrónico que nadie pidió, el texto de la conferencia pronunciada donde amenaza abogar por el espíritu de la democracia - Dios nos libre -, anunciando además la firma de "un decreto de necesidad y urgencia de protección de la libertad de prensa y expresión en la Ciudad de Buenos Aires". Allí, se advierte, asocia democracia con libertad de expresión, y ésta con libertad de prensa. No preocupa tanto la palabra confusa del grotesco Chirolita ni la intención de Chapman - binomio que anima su gestión - como el efecto que pueda causar en ese electorado tan caro a Fito Páez. 
La pirotecnia verbal siempre es buen recurso para ocultar golpes bajos, pero lo que asombra es arrogarse ser protector de algo, en este caso la libertad de expresión, acto que ejerce libremente en el propio momento de invocarla, ignorando que el uso mismo de la crítica es garantía de libertad expresiva. Repetimos: la torpeza argumental no sorprende; sí en cambio es un nuevo toque de alerta - debería ser al menos-, el impacto que tendrá en quienes no advierten el oculto mecanismo y adhieren fervorosos a sus dichos sin comprender qué se dice y qué no. Valga el ejemplo para invitar a pensar que cada palabra pronunciada, cada afirmación vertida, se apoya en silencios cuya correcta significación permitirían una segunda lectura esclarecedora. Detrás de lo dicho acecha lo no dicho - diría Chochi la dicharachera -, cuya fuerza expresiva es siempre mayor en tanto no es evidente. 
Pero el remate tierno del Papá de Antonia, esta vez aparece en otra frase del discurso: "Hay quienes creen que en democracia el que gana la elección hace lo que quiere y tiene derecho a quedarse con todo el poder. Ese... es el espíritu del autoritarismo". Esta frase, digna de integrar el decálogo del lenguaraz, no resiste demasiado análisis lingüístico, basta cruzarla con la infeliz acción de la Metropolitana en el Borda. Y con un hecho no trascendido que, precisamente, cierra el carril de cualquier diálogo entre un ciudadano común y sus gobernantes: si acaso uno quisiera comentar o responder a Macri sus dichos por la misma vía que él empleó para divulgarla - el correo electrónico -, es imposible, el emisor no admite respuesta. ¿Acaso no es autoritarismo transformar un supuesto diálogo en monólogo? Nótese cuánta torpeza tiene Chirolita que más adelante dice: "...las formas indirectas de limitar esos derechos son igual de condenables que la censura". Patético. Con semejantes pastores, ¡cómo el rebaño no va a preferir los lobos!; éstos, en cuanto calman el hambre dejan de matar corderos.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Hechos y lugares

Este blog suele comentar hechos y circunstancias que dan lugar a noticias generalmente mal comentadas, ya sea por impericia o por excesiva pericia en distorsionar la información. Pero también hay otros episodios, incluso sitios significativos de la ciudad que no responden a la agenda que los medios pretenden instalar, y justifican ser revisados bajo una mirada crítica; ellos también aportan datos para una mejor lectura de la realidad. Es el caso de la Villa 31, gueto enclavado en el corazón de Retiro que la mirada "culta" niega por correrse del imaginario de ciudad luz, progresista, residencia de Dios y vestíbulo del paraíso. El deseo de que no forme parte de la ciudad no elimina el fenómeno, la villa sigue allí, a espaldas del vértigo de Retiro, como crudo testimonio de la realidad, Y cuando un asentamiento perdura tan a contramano de la historia y la geografía, reclama algún ojo escrutador que explique su verdadera naturaleza. La Villa 31, formidable muestra de realidad social, constituye un duro contraste frente al crecimiento que, dicen, registra el país.   
Los asentamientos urbanos no son privativos de Buenos Aires, todas las ciudades del mundo tiznan su geografía con pinceladas virulentas, fenómeno alentado por un sistema sustentado en la mala distribución de la renta. Lo peculiar de la Villa 31, discutido conglomerado tan integrado a su barrio, es estar situado en una de las zonas de mayor costo de la tierra, y en su perpetuación a través del tiempo. Pero más allá de esta sospechosa perduración y del contraste que provoca, la imagen se torna un alegato contra el barniz de los discursos. La villa miseria, nombre exacto que algunos nominalistas intentan desodorizar, muestra que la palabra construye fantásticas promesas insostenibles frente a la insobornable realidad. La 31 implica, además, el fracaso de cualquier voluntad política que soslaye una lectura adecuada de esa realidad.
Deberíamos preguntarnos cómo un conglomerado urbano mayormente usurpador, desdeñoso de normas, que contraviene disposiciones vigentes para el resto de los porteños, e incumple obligaciones en materia de servicios, sobrevive sin que nadie pueda corregir la anomalía. El caserío donde apostolara el recordado Carlos Mugica - sacerdote que privilegió el cuerpo al alma, sobre todo cuando había sufrimiento -, llamado de distinta forma a través de varias décadas de existencia, es un perene recordatorio de que bajo la ciudad brillante, cuyo parque automotor de alta gama crece desbocado, bulle otra ciudad opaca que reclama investigar y reflexionar de un modo más comprometido esas pústulas naturalizadas, y con una frecuencia distinta a la clásica distracción vecinal, generalmente inducida por sectores interesados.     

domingo, 28 de abril de 2013

Jefe que no entiende...

El título bien podría ser la primera parte de un proverbio a completar. Una buena ayuda la ofreció el mismo Jefe de Gobierno cuando intentó explicar la brutal represión del Borda, confesando no entender cómo puede alguien oponerse a que la ciudad mejore y esté más linda. Desde luego se refería a la erección - confiamos no confundir el significado esta vez, como sucedió con la erección del Papa - de un shopping o engendro similar en el predio en cuestión, tal vez ahora tomando recaudo para no inundar a ningún barrio vecino como ocurre en cada lluvia con el CPCI - Centro Para Consumidores Idiotas - de Saavedra.
Esta vez reconocimos en el tono angustioso de Macri una contrita confesión impregnada de verdad. Afligido, realmente afligido, se lo vio en la conferencia de prensa a causa de esa falta de entendimiento que tiñe todos sus actos, y que esta vez sacudió su propio cerebro. La conmoción por no entender, algo frecuente en él y notorio para cualquier pensamiento crítico - no sus votantes, desde luego -, esta vez implosionó, de ahí su estupor. Nosotros trataremos de entender la etiología de este síntoma recurrente en el papá de Antonia.
La cosa pública, las construcciones colectivas, la empatía para comprender procesos que suceden en otras cabezas, elementos imprescindibles para cualquier funcionario que administre recursos y necesidades de un conglomerado a cargo, son mecanismos ausentes en Macri. Mejor aún, han sido reemplazados por la abstrusa pretensión de gobernar pintando la realidad, como cualquier niño de jardín intenta reproducir la figura humana con sus lápices de colores. Esos palotes variopintos que conmueven en la mano de un niño, en este torpe grandulón equivalen a enrejados de plazas, tala indiscriminda de árboles, lastimosas bicisendas, carrriles para transporte público, y toda una retahila de dibujitos con los cuales pretende mostrar que ha embellecido la ciudad, propósito, para peor, también fallido. Él coloca su imposibilidad para gestionar en una búsqueda estética que no lo iguala a un artista, más bien recuerda las maniobras de Pepino el 88, sin querer ofender con la comparación. Ofender al clown, por supuesto.
Así las cosas, resulta absolutamente comprensible que no entienda cómo alguien puede rechazar una ciudad más linda. Será que la gente necesita y espera menos estética y más ética, más compromiso con realidades profundas que culipatines de un pensamiento rasante. Lo peor, sin embargo, es que la democracia lo convalida, otro fenómeno a considerar, que la culpa no la tiene el chancho. El otro refrán, el del título, podría completarse así: Jefe que no entiende, represión asegurada.

sábado, 27 de abril de 2013

Periodismo y represión

La violenta represión ejercida en el Hospital Borda por la Policía Metropolitana dio lugar a encendidas protestas por parte de los medios. Huelgan comentarios acerca de la brutalidad mostrada por cuerpos que en el discurso oficial no están preparados para el desalojo - recuérdese la justificación para no actuar en el controvertido acampe del Parque Indoamericano -, salvo que desde entonces hayan entrenado fuerte para desarrollar el típico sadismo policial. Dejando sentado entonces nuestro repudio por los excesos cometidos, resulta conveniente y sobre todo esclarecedor, discurrir acerca de la reacción no ya de la represiva policía sino del indignado periodismo, especialmente de un plano periodista de C5N que no ahorró adjetivos para denostar a la fuerza represiva por atacar a... "periodistas", como si avanzar sobre la sacrosanta casta lenguaraz constituyera un pecado capital, en su consideración seguramente mucho más grave que balear a un anónimo enfermo, un asistente social o un camillero.
Imaginamos la airada reacción del personaje respondiendo a esta crítica, arguyendo seguramente que él nunca señaló que la represión a periodistas fuera más grave que la ejercida sobre otros ciudadanos "comunes", sin embargo este episodio resulta un buen ejemplo para poner de relieve la tendencia oculta en el uso de cierto tono discursivo, y el empleo de subjetivemas que construyen precisamente subjetividad. El discurso ante una audiencia tiene la filosa propiedad de teñir el entendimiento, creando un ideario funcional al  emisor de la noticia. No tenemos duda que el periodista difícilmente admita la crítica, eso marcaría alguien capaz de reflexión, en tanto estamos conjeturando acerca de su intención, oculta incluso para él mismo al no advertir qué desliza su discurso. Aclaramos: él no ignora qué quiere, quiere decir eso pero sin que se note; y lo oculto en ese caso es su propia imposibilidad de reconocer que es eso precisamente lo que está diciendo. 
Imaginamos también el modo ofensivo de responder, por ejemplo: "Yo jamás he dicho semejante cosa..., imbécil, idiota, jamás he dicho que reprimir a un periodista fuera más grave que...", etc. etc., haciendo uso de la inmunidad e impunidad que ejerce el monólogo en un medio masivo sin exponerse al debate o al derecho a réplica. El periodista es un irredimible, no abogamos por su condena que, por otra parte la sociedad aún no está en condiciones de ejercer, pero nos parece valioso poner al desnudo el mecanismo que a diario se emplea para la inoculación lenta. Una suerte de publicidad subliminal que engaña los sentidos. 

viernes, 19 de abril de 2013

Caniles para la expansión.

A pesar del caos vial, la ciudad de Buenos Aires, con buen criterio, ha dispuesto espacios para que los paseadores de perros tengan lugar donde soltar sus jaurías. Para una sociedad evolucionada resulta muy importante que los animalitos correteen, pastoreen libremente, ladren en lugares y horas determinados, sin molestar al vecino. Sobre todo que necesitan sitios donde liberar instintos y hacer sus necesidades, de paso sentir que no están tan aislados sino que puedan compartir correrías con ejemplares de su misma especie. Es muy tierno verlos libres, jugando alegremente, oliéndose, mordisqueándose, incluso hasta liberando alguna que otra expresión de hostilidad, que también la ferocidad es un componente de la especie, cuyas aisladas apariciones no hacen sino destacar un comportamiento general bastante pacífico del perro urbano.
La medida reconoce ante todo respeto por el animal, en segundo lugar un auspicioso sentimiento de piedad y por qué no también, amor hacia esos simpáticos integrantes de la familia, que merecen no sólo la consideración de sus dueños, sino el empeño de los mismos para lograr medidas que posibiliten dar cauce a expansiones naturales del instinto canino. Debe tenerse en cuenta que los pichichos no tienen a su alcance otro medio de expresión, mecanismo propio de especies más evolucionadas como el ser humano, que a través de las urnas tiene el valioso recurso de volcar deseos y preferencias, evitando así repetir el destino de las mascotas, animales al fin; en ese caso, se vería obligado a salir a tontas y a locas por las calles, si acaso el gobierno desoyera reclamos, intentara vulnerar legítimas aspiraciones, o avanzara sobre sus derechos.
No cuesta demasiado esfuerzo imaginar qué sería de nuestra sociedad, si las urnas no ofrecieran un cauce liberador para expresar expectativas que recojan y garanticen la plena realización del individuo. Por fortuna disponemos de una clase política que colabora con la población civil, para ayudarla a entender cabalmente la realidad, de modo que las mascotas puedan ganar cada tanto la calle y recalar en plazas con caniles, donde los paseadores logran juntar verdaderas multitudes de pichichos que ladran y ladran libremente, para regresar luego a sus cuchas, exhaustos pero felices. Casos aislados se han verificado en que algún exceso ha dado lugar a lamentables mordiscones, cuyas víctimas resultaron desafortunados periodistas que intentaban reflejar la ejemplaridad de las jaurías; ataques que por lo aislados - repetimos -  no hacen sino reflejar dicha ejemplaridad. Bien por la medida, ejemplo de respeto y armónica convivencia entre legisladores, paseadores y pichichos. Lo único malo, es que los caniles no evitan la animalidad del perro, la confirman, pese a muchos dueños que intentan atenuarla colocando pañales a sus mascotas.  

sábado, 13 de abril de 2013

Macri y el giro copernicano

Sorpresa entre los beneficiados y escasísima difusión tuvo la decisión de Macri de recortar los subsidios a la educación privada en la ciudad. La palabra oficial es que no hay tales recortes, se mantiene el porcentual de subsidio pero se paga menos según el estado financiero de las arcas porteñas; ergo, hay recorte, cualquier justificación es un derrape del idioma. Quienes conocen la historia del papá de Antonia saben de su desvelo por el descanso, de su devoción por los asesores, de su tenaz incapacidad para elegirlos, y la ternura que inspira su padrón electoral, víctima del síndrome de Fito Páez. Lo que seguramente ignoran (ábamos), es el giro copernicano que ha dado su pensamiento - el exceso en el nombre obedece a que de algún modo debe llamarse a lo que flota en su cráneo -. El hombre un día despertó del sueño dogmático y decidió adscribir a la educación pública negando a los colegios privados los subsidios de siempre. Sí, señores, tal como se oye, los colegios privados deben pagar sueldos de sus propio peculio lo que auspiciará un aumento desmedido de cuotas favoreciendo el efecto cascada, es decir inclinando el plano hacia la escuela pública.
La idea de igualar no es mala, más allá de ser injustificada, arbitraria y no advertida con tiempo a sus perju-beneficiarios. Lo insólito es que provenga de un hombre que da su vida por la iniciativa privada. Y menos comprensible aún considerando que los colegios de mayor facturación son los que han tenido quitas con un menor porcentual de incidencia. Será porque facturan mucho y un porcentaje menor suma tanto o más que un porcentaje mayor en una cifra de facturación pequeña, lo que se da de narices con la supuesta igualdad. Macri quiere plata y punto. Importa un bledo de dónde y cómo venga, y quién sea el perjudicado.
Claro que conociendo los insospechados vaivenes del personaje uno puede imaginar explicaciones acerca del fenómeno. Quizás sea todo producto de un mal sueño, o de una interpretación equivocada de Durangel Barba; o quizás un rayo de Dios lo iluminó como a Saulo de Tarso y de cepillar cristianos a troche y moche, de buenas a primeras decidió velar por la educación pública; también es posible que se haya hartado de tanto aumento de matricula en los colegios privados y haya resuelta angostar la cúspide de la pirámide social. Y por qué no también una represalia contra el Virrey, cuyos hijos y nietos han gozado de la educación privada y mire un poco lo que resulta de la democratización del saber, cualquier ignorante se inflitra, obtiene contratos millonarios - feo eso en la Boca -, y hasta es capaz de coquetear con el fantasma del descenso.

miércoles, 10 de abril de 2013

"Ineficiencia Mortal" versión Xbox

Los bad-journalist-boys acaban de inaugurar un nuevo juego para la Xbox, considerando que los cadáveres en su versión alfanumérica, es decir reducidos a letras y números, no se pudren, pueden permanecer días enteros en los medios sin causar molestia, y excitan a la audiencia necesitada de espanto. Se trata de lograr mediante disparos orales - noticias - que envían a través de sus columnas y/o noticieros, la mayor cantidad posible de muertos por ahogo, electrocución, infarto o aplastamiento, a causa de un tsunami que habría sucedido en Buenos Aires y La Plata, desde luego ficticio, claro que Jean Baudrillard dudaría de la versión.
Los participantes pueden elegir distintos nombres, tal como en las versiones de fútbol donde cada jugador opta por conducir la selección nacional de su preferencia; ahora, por ejemplo, la más elegida es Argentina debido a la presencia de Messi y el auspicio de un Papa de tribuna santa; el resto se reparte en países menos representativos - Italia, España, Suecia, países aburridos que jamás se inundan, al menos con agua -.
En la nueva versión de Ineficiencia Mortal los participantes tiene dos opciones: CABA y Provincia de Buenos Aires, conducidos por sendos líderes, ambos reconocidos futbolófilos, tanto que se desafían entre sí en la vida real, incluso calzan los cortos capitaneando sus respectivos equipos. Pero la novedad de este nuevo juego es que no hay conversiones, en cada turno los periodistas oficiales u opositores - equivalentes a los jugadores en cancha -, provocan muertos, no goles; los logrados sin identificación valen doble, de modo que aquellos con nombre y apellido integran una segunda categoría. No es nada fácil obtener cadáveres anónimos, la tecnología enseguida los descubre, pero sí es posible sumar desaparecidos que en cantidad de tres equivalen a un muerto identificado, y en cantidad de seis valen por uno sin identificar. Lo interesante es que retomando la teoría de los dos demonios uno puede inventar muchos desaparecidos como en la versión Jorge Rafael Battle's - "los desaparecidos no existen" -, de modo que cada jugador puede sumar tantos como se le antoje, ya que es imposible cruzarlos con la realidad para establecer criterios de verdad y poder validarlos. En suma, todo se reduce a una cuestión de tiempo: A declara 25 muertos y B retruca con 39; A vuelve a dominar con 51 y B mejora con 59, hasta que en un momento acaba el match y gana el último número ofertado. Conocida la mecánica y resultados del juego, la habilidad consiste en saber elegir equipo, ya que siempre gana Provincia, como si hubiera dados marcados. CABA -¡cuándo no! - es ineficiente hasta para matar. Por suerte la realidad sólo sucede en la pantalla, caso contrario ¡qué tragedia habría sido! 

sábado, 6 de abril de 2013

El engaño de la solidaridad

Metafórico refrán, "cuando el río suena agua trae", sugiere que un aumento del sonido implica mayor caudal hídrico. Según el paradigma actual podría agregarse que ese aumento de caudal también arrastra mayor cantidad de basura. Cuando los medios cargan los oídos con alguna palabra que apunta a la emoción de la gente, es una buena señal para maliciar algún engaño, cuestión de afinar el oído y tratar de desmenuzar la albóndiga para descubrir el pescado podrido - fea palabra, pero gráfica -. Ante una tragedia nunca faltan pregones imbéciles, sin ir más lejos aquel testigo de la tragedia de Lapa que, salvado por milagro, afirmó que con eso Dios había mostrado que existía, pero no explicó por qué necesitó liquidar a 85 inocentes.
Ahora, no uno sino varios imbéciles, aseguran que los argentinos somos solidarios, arenga inobjetable en una sociedad conmovida ante la devastación causada por el temporal. Sería bueno entonces pensar qué significa solidaridad, término asimilable a entrega, generosidad; sobre todo que otro imbécil sacudió los micrófonos afirmando que cada tanto es bueno despertar y pensar en el otro, como si el verdadero solidario necesitara medio centenar de cadáveres para actuar. Sucede que la palabra es gratis y los medios han decidido prestar  micrófono a estos especímenes siglo XXI, portadores de una nueva mutación que conecta directamente cerebro con recto y aparato fónico, cuestión que entre las pocas ideas suelen colarse muchas flatulencias.
Por si no lo advirtieron, el argentino no es más o menos solidario que el mongol, el sueco o el marroquí. Quien sí muestra una encomiable solidaridad cuando algo fractura el liso paño de lo cotidiano, es el hombre anónimo, generalmente de escaso recurso material pero enorme caudal espiritual, inmune a la ambición personal, alguien con genuina empatía capaz de reconocerse a sí mismo en el otro. Y quien no, es aquel que teniendo recursos suficientes los aplica a construir y mantener mayorías sumergidas, empujándola a escribir su vida en otro paño oprobioso, el de la contumaz repetición y la escucha contaminante. Por eso, al suceder una tragedia, el pobre acude en auxilio del necesitado, sincera expresión de amor; por eso, el ambicioso alienta - imbéciles mediante -, la fantasía de que "el argentino es solidario", para que otro ponga el cuerpo e infle su orgullo en lugar de advertir todo lo que el poder mezquina. La solidaridad no sólo revela una mayoría generosa, una lectura más fina también desnuda lo injusto de una acumulación desigual. 

jueves, 4 de abril de 2013

Solidaridad con Macri

Ante el drama climático que asoló al litoral del Río de la Plata, nos ha conmovido profundamente la actitud del Jefe de Gobierno de la Ciudad, no sólo por el desempeño al frente de su equipo, siempre al pie del cañón ante la emergencia, incluso antes de que arreciara el meteoro. Desde las tres de la mañana - declaró, aunque sospechamos prefirió obviar que desde mucho antes temió por la suerte de sus gobernados -, se puso al frente de su equipo para conducir las operaciones de socorro, arbitrando todos los medios para la asistencia de las víctimas; no sólo por eso, decíamos nos ha conmovido, sino por la actitud generosa de poner a disposición del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, toda su fuerza para colaborar también en la asistencia a las víctimas de la capital provincial.
Estremecedoras fueron las declaraciones vertidas hoy junto a su Vicejefa y su Jefe de Gabinete, previo al anuncio de aumentar la cifra de los subsidios y la suspensión del ABL por seis meses para los afectados por la tragedia, cuando aludió al profundo dolor que lo embargaba personalmente, como así también a sus funcionarios. Aquellos que especulan políticamente con esta catástrofe, acusándolo de negar o aun distraer fondos de las obras destinadas al drenaje de las cuencas, o critican el merecido descanso que se toma para compensar el duro estrés que representa la conducción política de la ciudad, deberían haber visto el gesto amargo del titular del ejecutivo porteño, y sobre todo saber leerlo para apreciar en su justa medida el dolor que escondía esa mirada transida, y esas comisuras llovidas de quien está a punto de quebrarse en llanto.
Si acaso el encono político de sus opositores no permitiera entrever el compromiso emocional derramado por el primer mandatario capitalino, evidente en el gesto agrio, allí estaba para desmentir cualquier posible felonía la imagen del Jefe de Gabinete, sumando a su habitual gesto de ternura, la angustia por el futuro de los damnificados por la fuerza brutal de la naturaleza que, tal como señaló en la conferencia de prensa el Jefe de Gobierno, "nos ha puesto a prueba"; y no dudamos habrá de superarla.
Pero si a pesar de todo el ladino escepticismo, exacerbado por una secreta homofobia, descreyera de la sinceridad de estos dos abnegados conductores políticos, también sumaba su congoja la Vicejefa de Gobierno, ella sí excedida por la pena, pero a pesar de todo serena, dispuesta a esconder en su rostro de virgen dolorosa la tormenta que se cernía sobre su alma. Sepan malintencionados opositores, sepamos golpeados porteños: allí están ellos y equipo siempre alertas para dar todo por sus gobernados.  

lunes, 1 de abril de 2013

Péndulo histórico

La historia política del país - más precisamente del siglo XX -, reconoce una oscilación permanente entre dos ideas bien definidas. La primera, llamémosla clásica, propone transitar un modelo practicado en el "centro del mundo", sustentado en dos conceptos básicos: democracia y libertad, imágenes seductoras sobre las que trepa la ambición de quienes las defienden a ultranza para afianzar posiciones de poder propias. La bendita democracia en teoría incluye a todos, pero de distinta modo, diversidad en la que predominan minorías que al amparo de la libertad ostentada, afirman y extienden el dominio sobre el resto, un mecanismo perfecto en el que cualquier intento de subvertir el orden será, desde luego, subversión.
El modelo alternativo, pretendidamente igualador, acude a imaginarios colectivos que incluirían a esa mayoría postergada que ha comprado la versión de la democracia liberal, avanzando sobre las minorías privilegiadas. La airada reacción de éstas ante el avance, cacareos nerviosos que recuerdan el rumor del gallinero ante la presencia de un zorro, intenta explicar el apoyo mayoritario que obtienen estos modelos, validado en cifras electorales, mediante un encandilamiento colectivo equivalente a la oferta de salvación mágica que proponen las grandes religiones. 
Si alguien sospecha que algo parecido está sucediendo en lo que va del siglo actual, excluyendo la debacle del 2001 con la secuela del bienio inmediato siguiente, está errada. No está sucediendo algo parecido, está sucediendo exactamente eso. Así las cosas, nadie sensato podrá objetar el avance sobre el privilegio de pocos, vaya entonces un aplauso por la gesta. Distinto es caer en el encandilamiento - tal como propone el cacareo -, creer a rajatablas la idea de un paraíso terrenal, y confiar que esa desarticulación de los grandes centro de poder se derramará como un líquido bendito sobre la mayoría crédula. Esta actitud ingenua que antes comprara la idea de democracia y libertad, también ofrece la tarjeta de la fe para adquirir la idea de un colectivo igualitario, en donde todos bailen sin distinción como en un carnaval sin máscaras. Malas noticias para la mayoría; la historia también muestra que quienes invocan esos colectivos también auspician cierto arrebañamiento que borra al individuo, junto con las diferencias de clases, arrojándolo a la horda primitiva. Corolario: desarticulemos privilegios, pero también despertemos conciencias para no convertir el cambio en una idolatría con sentido inverso.

viernes, 29 de marzo de 2013

El regreso a la fe

Ahora el cuento mediático es que "los argentinos han vuelto a la fe", como si alguna vez las víctimas de nuestra mal llamada democracia, siempre a los abrazos con este sistema opresor, no hubieran padecido múltiples encandilamientos por haber cedido su capacidad racional en favor de ilusiones a las que el vocablo "creencia" otorga un estado de cuasi legitimación. ¿Qué es creer si no confiar en algo o alguien, en su oferta, su promesa, su palabra? No hay argentino - ni hombre en el mundo - que no tenga alguna creencia, ya sea amparada en argumentos o justificaciones más o menos sostenibles, o bien sustentadas en esos inevitables núcleos mágicos que permanecen agazapados en el desván del alma.
La no creencia en Dios implica ser ateo, una palabra con mala prensa. El imaginario popular sindica a quien profesa ateísmo como un individuo sin alma, escéptico, alguien sin brújula en la vida, incapaz de ejercer y respetar las reglas morales, generalmente asociadas a la prédica religiosa - prédica, no acción religiosa -. Difícilmente se reconozca en un ateo a alguien capaz de no aceptar ofertas sin haber revisado previamente su contenido. Creer deriva del latín credere, dar fe de algo no entendido o comprendido, la misma raíz del vocablo crédito. Y precisamente los Bancos constituyen el mejor ejemplo de ateísmo, al asegurarse de recuperar su acreencia cuando otorgan un crédito. Para eso acuden a todos los mecanismo legales a su alcance; la ley es otra bendición del sistema siempre mirando un sector social, siempre ignorando al otro
Sin embargo la iglesia que conduce Francisco condena el ateísmo de los hombres y no de los Bancos, un tratamiento tan distinto que da para la sospecha. La Iglesia parece estar lejos de cuestiones económicas, sin embargo aboga por la sospechosa prédica de disminuir la brecha social entre pobres y ricos, como si la misma fuera un accidente geográfico. ¿Cómo se logra semejante cosa si la Iglesia no afina su mirada para poder individualizar a quienes provocan esa brecha? Adviértase lo sintomático que resulta el siguiente mecanismo: los pobres desesperan por dejar de ser pobres, los ricos no. Parece ironía pero es una realidad; tanto como que nadie se ha dignado visitar nuestro domicilio un domingo a la mañana para intentar demostrarnos que Dios no existe. ¿Será que esta es la situación por defecto y la forma de distraer el infierno terrenal es a través del paraíso ultramundano?

El efecto Papa

Algunos medios locales ostentan un fervor eclesiástico que no conoce antecedentes. A propósito de Semana Santa, el cronista de un canal de aire chorreó adjetivos hasta el hartazgo sobre el tradicional lavado de pies que Francisco había "recuperado" como muestra de humildad - "servicio" es el término elegido para significar esta antigua liturgia -, y del Vía Crucis alrededor del Coliseo, símbolo de Roma y de la cristiandad, señalando que en ese lugar precisamente había sucedido el sacrificio de muchos cristianos, a causa de las persecuciones llevadas a cabo por el Imperio.
Sin duda conmueve la evocación ante la imagen indefensa de muchos creyentes arrojados a la arena del circo, para saciar la hambruna de los leones y el sadismo de los espectadores, en éxtasis frente a los cuerpos despanzurrados entre ayes de dolor. La antigüedad era mucho más cruel y al mismo tiempo mucho más sincera acerca del destino de los perseguidos, advertía sobre el castigo por desobedecer consignas y actuaba en consecuencia. Claro que la intolerancia es condenable, incluso al precio de caer en una anacronía. La imposibilidad de actuar en contra de las disposiciones imperiales revelaba un estado de cosas que hoy sería tildado de bárbaro, no tanto por la franca oposición a la diversidad como por la forma elegida para corregir la desobediencia.
Pero rescatemos la sinceridad del método, y crucemos aquella barbarie contra estas sutiles democracias capitalistas que pregonan discursos igualitarios, escondiendo el sacrificio de muchos en lamentables  mecanismos del sistema nunca corregidos. Para no dispersarnos también en un lenguaje engañosos apelemos a ejemplos simples: ¿Hay acaso diferencia entre aquella aristocracia romana que se deleitaba con cuerpos seccionados entre las garras de los leones, y estas minorías que ostentan lujosos vehículos de muchos miles de dólares, propiedades que exceden largamente el confort necesario para vivir bien, y patrimonios multiplicados en distintas actividades económicas bien atomizadas para no asumir riesgos? Y, ¿la hay entre aquellos pobres cristianos mutilados en la arena y el sacrificio de quienes viajan a diario en trenes criminales, asisten a circuitos callejeros inseguros o a discotecas que son trampas de muerte para jóvenes inocentes?
Han cambiado los métodos, pero el mecanismo circense permanece inalterable.  

martes, 26 de marzo de 2013

La "erección" del Papa

Tratándose de un argentino todo es posible. Al menos eso sugiere el llamado de atención cursado por un respetable sitio dedicado a las letras - no de canciones -, acerca de un comentario vertido en Chile sobre la "erección" del Papa. Pretendidos puristas de la lengua, aquéllos salieron al cruce recomendando a éstos cuidado en el uso del lenguaje, convencidos que no se trataba de una infidencia sobre el estado del órgano papal sino de un error gramatical. Aún sin conocer el contenido del artículo referido a la "erección" del Papa, lo más probable es que no se haya referido al miembro erecto de Francisco, sino al Papa "erigido" como tal luego de la elección del Colegio Cardenalicio. Tal vez hubiera sido más acertado emplear "unción" en lugar de "erección" para evitar suspicacias, pero eso tampoco habría alterado la turgencia del sacro colgajo.
Parece un trivialidad, sin embargo la errata y la errrata de la errata no hacen más que enfrentarnos a las eternas trampas del idioma, eficazmente empleadas por el sofismo periodístico, aunque cada vez menos se esmeren visto el buen resultado de la mentira escandalosa, menos complicada y mucho más directa.
Una segunda lectura a la supuesta errata confirmaría el giro humanístico que adquirió la investidura papal tras la unción del argentino, señal de que por estos lares no hay dioses sino personas, y que son ellas en todo caso las que hacen bien o mal al mundo. Y el giro humanístico nada tiene que ver aquí con la impronta que Francisco impondrá a su papado, sino al hecho de que allí hay un hombre portador de defectos y virtudes que no es la cara visible de Dios sino de la Iglesia, alicaída hoy a causa de otros eclesiásticos dedicados a soltar su instinto en contra de sus propios votos, mostrando todo lo falsario que son, como si la voluntad pudiera clausurar las pulsiones del cuerpo - o del alma como aprobarían los espiritualistas -.
Un sano ejercicio para comprender la magnitud del desafío que espera al Papa, es echar un vistazo a La vida sexual del clero de Pepe Rodríguez, cuyo resumen estadístico (Cap.1, pp. 17-34), revela porcentajes que resultan ofensivos a la lectura, no por su contenido, por cierto esclarecedor, sino por su implicancia: entre los sacerdotes, un 95% se masturba, un 60% mantiene relaciones sexuales, un 26% soba a menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual, y un 7% comete abusos sexuales graves con menores. No nos constan los números, feo el vouyerismo, pero por si acaso: ¡éxitos querido Bergoglio!

martes, 19 de marzo de 2013

La pobreza está de moda

No es la primera vez que desde aquí confrontamos pensamiento y realidad, dos magnitudes que, lenguaje mediante, solemos distraídamente homologar. Y tal como también sucede a menudo, muchos de los que hoy se llenan la boca con la palabra pobreza, siquiera pueden referir qué se siente en su proximidad, cuánto menos entre ella, compartiéndola, padeciéndola. ¿Qué diablos nos sucede que la nacionalidad de Francisco es capaz de desatar esta tormenta de solidaridad, cuando hace dos siglos que vivimos sacándonos los ojos entre nosotros? Y especialmente los poderosos, los más favorecidos - casi siempre amparados en la protección de un Dios también distraído -, a los menos dotados, impedidos de alzarse para defender su dignidad. ¿Es que una simple votación a puertas cerradas entre los jerarcas de una institución cuestionada puede cambiar la idiosincrasia de un pueblo? ¿No recuerdan el fervor que alentó la ominosa colecta que reunió una gran montaña de joyas donada para la gesta de Malvinas? ¿Es que seguimos alucinados con los abalorios del conquistador y no podemos ver más allá de nuestros ojos? ¿Acaso el empeño por combatir de buenas a primera la desigualdad nos redime frente a nosotros mismos, nos hace acreedores al favor divino y, lo que es más peligroso, nos hace creer en la ilusión de que combatir la pobreza mediante una colecta multimediática adornada con espectáculos musicales, la hará desaparecer simplemente por una vigilia artística, un paisaje muy distante del hambre verdadero? Si la respuesta es que eso al menos lo mitiga, entonces adscribimos a la prédica de disminuir la brecha entre pobres y ricos en lugar de eliminarla.
Tengo para mí que una iglesia pobre para los pobres constituye una expresión de deseo que merece ser pensada y procesada en su justa medida, que debe empujarnos a la introspección más que a la expansión, que más que logro es un propósito y un punto de partida hacia un estado de cosas, que no debería arrancarnos júbilo y satisfacción sino más bien proponer una encomienda a actuar contra las fuerzas que se oponen a esa prédica. Y no perder de vista que entre las mismas voces que hoy comparten el deseo de mitigar la pobreza, están justamente los que la causan. El mejor modo de acompañar a Francisco es atender su reclamo de rezar por él, no perder de vista que los goles logrados no neutralizan la violencia en el fútbol.

jueves, 14 de marzo de 2013

Papa

Término polisémico y conflictivo en cualquiera de sus acepciones, la conmoción causada por Bergoglio en su reciente excursión a Roma nos aleja del tubérculo, de la relación parental, y nos pone frente al trono de San Pedro. El tilde, se entenderá, es sumamente importante; acentuar la última sílaba convierte a la palabra en aguda, con un rol no menos agudo: la paternidad. Que sea grave, en cambio, es más grave, sobre todo por el encandilamiento que ha causado el "Papa argentino", una ilusión equivalente a la elección de Obama. Entonces también el mundo creyó que un presidente negro blanquearía las cosas.
Es temerario, casi suicida, salir al cruce del entusiasmo que causa "el orgullo" de tener un Papa argentino, como si la nacionalidad fuera determinante en el ejercicio de la función, y sustantivara el adjetivo. Para colmo rescata la fantasía del Dios vernáculo - no respetar el esdrújulo sería sí muy grave -, y vuelve a poner en escena al olimpo rioplatense: Gardel, que canta cada día mejor; Maradona, que ladra cada día peor y es emblema irrefutable de argentinidad - sus dos goles al inglés nos definen inapelablemente: uno, el mejor de todos; el de la mano el más tramposo -; Borges, que se haría un festín con la realidad actual; Discépolo, que lloraría de pena al ver cumplida su profecía.
Más allá de la alegría popular por la elección, que nunca es malo un hijo de esta tierra plantando sus huellas en el trono del mundo - nótese que ayer no hubo crímenes, gracias a la premonitoria gaviota "argenta" sobre la chimenea, un telegrama de Dios -, convendría poner en caja algunas lecturas políticas a partir de la imagen de humildad que el jesuita Francisco ha dejado en su primera aparición pública, al reclamar que recen por él. Yo creo que habría que atender el ruego, no vaya a ser que el malhadado revisionismo que ha hecho raíz en estos lares, comience a sacar trapitos al sol, suelte su lengua viperina y desperdigue atrocidades de "nuestro" Papa. Dos frases rescato de Bergoglio: "Este pueblo no ha llorado", con relación al tratamiento político que se dio a la tragedia de Cromañón, dando cuenta de una inteligente lectura de la realidad; y su invocación a disminuír la brecha entre ricos y pobres, loable propósito, aunque hasta el día de la fecha no explicara por qué invocó la disminución y no la eliminación. ¡Buena suerte, querido Bergoglio!

lunes, 11 de marzo de 2013

Querer o no querer ver

La lucha que se libra alrededor de la información refleja la antinomia del lenguaje. Vehículo de acceso a la verdad, el idioma también es sede de la mentira. Adviértase que sin vehículo expresivo toda mendacidad se vuelve insustancial; al carecer de cauce pierde entidad, no existe, como los desaparecidos del genocida Videla; con una salvedad: no existen en la realidad fáctica, sí en la ontológica, porque el desaparecido es una ausencia a los ojos del que busca su cuerpo, no para quien lo conserva en la memoria. De modo que hay quienes logran ver donde aparentemente no hay nada, y también existen los que no ven donde todo es manifiesto y sólo basta la intención para advertirlo. Lo mismo sucede con la información, siempre habrá quien la construya mediante artificios, prestidigitaciones y ocultismos. Algunos medios, recurrentemente aspiran a mantener un mundo de sombras alrededor de las verdades. Vaya esta reflexión no sólo para los malintencionados constructores de noticias, sino también para quienes la consumen, únicos capaces de desarticular la trampa aviesa que el lector ingenuo acaba naturalizando.
El juego del mundo ha demostrado sobradamente la imposibilidad de evitar la mentira; sin embargo, desde la invención de la imprenta el hombre viene dando muestras de querer ensanchar el espectro de difusión, consideremos de modo optimista que para ampliar la verdad más que para crear un mercado concentrador de riqueza. Así las cosas, el antídoto ante la mala intención de construir una realidad distinta es afinar el ojo, aligerar el pensamiento, y sentarse a ver/leer el mundo de modo crítico. El ejercicio podría darnos una primera sorpresa, al cotejar el énfasis de muchos medios en mostrar un mundo peligroso, angustiante, infeliz, donde los hombres sobreviven penosamente, en contraste con la cándida visión que esos mismos órganos mediáticos mostraban cuando sí transitábamos - luego lo supimos -, una realidad peligrosa, angustiante, trágica, donde los hombres realmente debían sobrevivir refugiados en un silencio penoso.
¿Qué sucedía en los setenta que los medios no mostraban cada mañana los delitos de la víspera tal como sucede hoy, en que los periodistas policiales se han convertido en estrellas y ocupan la mayoría del tiempo en los noticieros, previa advertencia de que el programa no es apto para niños y adolescentes?

lunes, 4 de marzo de 2013

Barrabravas judiciales

Tras un siglo de ser idolatrada, la democracia comienza a desperezarse mostrando las miserias ocultas en sus pliegues; inquieto, el piojerío allí escondido se alborota, parecen gallinas invadidas cacareando por el desalojo como si fueran legítimas inquilinas del espacio. Hubo otra muestra tiempo atrás, cuando un dudoso presidente de la Suprema Corte de Justicia, acostumbrado a escupir sus habanos mordisqueados sobre las canchas de tenis de un club cedido gratuitamente - prebendas de su condición -, debió dimitir en medio de una escandalosa desvergüenza. El avance sobre la corporación judicial genera la misma resistencia que entre los británicos el comité de descolonización, hace oídos sordos a un reclamo que a esta altura es imposible soslayar, o disfrazar de otra cosa que no sea un vasallaje liso y puro. Al estilo de las comadres descubiertas  en pleno cotorreo, se alteran los niños bien de la judicialidad; caricaturas de Salomón, protestan airadamente como indigentes expulsados del umbral de un edificio inteligente, tibio cobijo para tolerar las crudas noches de invierno. Claro que un pueblo ya de pie frente a las imposiciones del poder económico, ha dejado de ser un carenciado intelectual; y tampoco el Palacio de Justicia es un edificio inteligente, basta mirarlo por dentro.
La exención a obligaciones comunes - por ejemplo del impuesto a las ganancias, o manejar puertas adentro la elección de sus autoridades -, admite y promueve conductas elitistas, mecanismo que se da de narices con los nuevos tiempos. Mal que le pese a muchos, incluso con deficiencias de instrumentación, las políticas  igualitarias van limando diferencias. Cotéjese por ejemplo los cabezazos del potro judicial cuando se le tira la rienda, con el reclamo de los trabajadores por el mínimo no imponible a la cuarta categoría. ¿Parecen desiguales, no?, tanto beneficios como reclamos, sin embargo conviven ambos alegremente, signo del desnivel que propicia la democracia, un escenario que, aun de modo insuficiente, el gobierno viene poniendo en discusión. Crúcense también los titulares periodísticos actuales con los de la dictadura de los setenta, cuando la prensa local acusaba a Amnesty Internacional de falsear la realidad al denunciar irregularidades que la justicia callaba. Ladran Sancho, señal que cabalgamos.  

jueves, 28 de febrero de 2013

Justicia: ¿Antes o después?

La controvertida idea de justicia se remonta a los primeros conglomerados humanos. Desde el código de Hammurabi hasta el de Napoléon - orígen de la legislación moderna -, pasando por griegos y romanos, mucha agua ha pasado bajo el puente y mucho desvelo empleó el hombre para instaurar justicia, sin agotar previamente la búsqueda de su real significado. Una de las tantas conflictivas, quizás la menos visitada, es la de fijar el origen, alcance y modo de aplicación de la justicia. En otros términos, ¿la justicia prevé o corrige?, ¿evita o repara?, ¿acaso es posible alterar una realidad injusta, o más bien la ley intenta evitarla?, y en este último caso ¿lo logra?; oportunos interrogantes en relación al pretendido acuerdo con Irán en el caso AMIA.
Tanto en ese desgraciado episodio, como en tantos que a diario arrean vidas inocentes, la pregunta sería si hay acaso justicia castigando a los culpables. ¿La cárcel para el culpable devuelve una vida segada con dolo o aun con culpa? Si la respuesta es "no", por qué entonces la búsqueda de un camino alternativo de investigación ofende a algunos bajo el argumento de que los acordantes son los responsables del delito. Si una de las premisas jurídicas consigna la inocencia de todos hasta no demostrarse su culpabilidad, resulta al menos temerario condenar a nadie previa investigación. No debe olvidarse que junto con el avance sobre los sospechados iraníes, también se someterá a juicio a los implicados en el ocultamiento de la pista local, de modo que dos frentes de ataque para comenzar una investigación no parecen ser una alternativa rechazable luego de tantos años de silencio y callejones sin salida.
Otra mirada es la sugerida más arriba: si la pérdida de vidas resulta irreparable y por tal no hay justicia capaz de intervenir en un hecho consumado, la puesta en marcha de un mecanismo que busque esclarecerlo nunca puede ser superfluo, a menos que muestre otra intencionalidad en sus detractores, algo típicamente nuestro.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Carnaval: Batjin vs. Macri

Confiamos que Mauricio no juzgue ofensiva su comparación con el ilustre ruso. De paso tomarse el trabajo de husmear Gargantúa y Pantagruel desde Rabelais y su mundo, para comprender las significaciones que sugieren el carnaval, lo grotesco, lo colectivo y la desinhibición, teniendo en cuenta que las diferencias entre el siglo XVI y el XXI, no es 5 como seguramente le soplarían en ecuatoriano básico. También sabemos que no es fácil tratándose de Macri, pero es nuestra obligación de porteños estimularlo, también a nosotros nos jerarquizaría un Jefe de Gobierno que un buen día decida leer, y sobre todo pensar solo, desoyendo esos rústicos cantos de sirena que le cantan al oído sus asesores.
En su descargo debemos decir que la reinstauración del festejo carnavalero suspendido en la dictadura - los militares aceptaban sólo dos disfraces, el propio y la sotana -, no es responsabilidad suya, pero sí lo es su continuidad. Así como veta cuanta ley social promulga la legislatura aún con el voto del Pro, enreja lugares públicos y tala árboles con el cuento de mejorar el espacio urbano, bien pudo discontinuar este mal circo capaz de ser peor año tras año, probablemente una impronta de toda su gestión. 
Si se tomara el trabajo, advertiría que la creación cultural no va de arriba hacia abajo - esto últimamente es discutible por la acción mediática, los medios masivos diseñan y disciplinan subjetividades cada vez más eficazmente -, al menos la genuina, la que nace en el deseo inconsciente de establecer igualdades en las máscaras mezclando amos y esclavos, señores feudales y siervos de la gleba, funcionarios de vacación esteña e ingenuos laburantes porteños. Y también podría advertir una diferencia sustancial entre el mecanismo que operaba aquellos carnavales pantagruélicos y estos famélicos corsos procaces: en aquéllos, las máscaras ocultaban la verdadera esencia que a diario exhibía amos sinceros, crueles sin vueltas ni tapujos, y sumisos siervos incapaces aún de alzarse en busca de dignidad. Allí ocultos, los siervos se sentían integrantes de un colectivo que borraba estamentos. Aquí es distinto, Mauricio, en estos carnavales no hay que ponerse la careta, acá deberíamos quitárnosla. Así al menos sabríamos quién es quién a cambio de caos vehicular, ruidos molestos y cantos chabacanos.

domingo, 3 de febrero de 2013

Centenario pero no tanto

El conflicto del Parque Centenario desnuda un problema mucho más profundo: saber qué significa enrejar el espacio público y contra qué o quién se aplica. Borges, en su célebre confesión - "No he sido feliz" -, admite que parte de esa deuda obedece a no haber transitado el espacio real del mundo, por haberlo visto tras las rejas de su casa ubicada en la célebre manzana de Guatemanla, Serrano, Paraguay y Gurruchaga. Sin duda no es lo mismo vivir que ver pasar la vida. Las rejas que privaron a Borges de la felicidad no lo protegieron de nada, más bien lo aislaron de la vida, un don que supone riesgos. En el silenciado "Ángel de los Barrios de Buenos Aires", la columna "Entre rejas" alude a la "protección" de los espacios públicos. Quizás sea buen ejercicio releerla.

ENTRE REJAS

El espacio público de una ciudad determina su condición. Barrios privados, guardias perimetrales, centros comerciales con seguridad privada y plazas enrejadas, reflejan un estado de cosas que el habitante generalmente no comprende, pero siente. Los chicos lo advierten como nadie, y como buenos inconscientes lo pregonan a cuatro vientos; días atrás, uno preguntó a sus padres cómo era la vida cuando se jugaba en la calle. Crispados, los adultos no pudieron explicarse cómo un ser frágil juntaba dos palabras tan disonantes: juego y calle. Tampoco tenían memoria para responder.
Las rejas de las plazas, convertidas en emblema del tercer milenio, sugieren que se pone especial cuidado en proteger al ciudadano, algo similar a lo que el sacerdote pregona desde el púlpito cuando anuncia a la feligresía el desvelo de Dios por sus hijos. Los pastores, benditos sean, se devanan los sesos, no ahorran sacrificios, e invierten fortunas en cuidar a sus rebaños, sin advertir que los peligros desaparecen cuando el rebaño no es rebaño, moderna versión del apotegma griego que Hamlet refunde en su célebre: ser o no ser. Pero el príncipe vive un drama por no poder ser, el rebaño por no poder dejar de serlo.
Preguntémonos qué significa una plaza enrejada. No si es bueno o malo, sino qué significa. Una reja es un artefacto que impide el paso, prohíbe; pero a quién y para qué. La gente “buena y honrada” no va de noche a las plazas, eso dicen, de modo que debe asumirse que la reja prohíbe el paso a delincuentes durante la noche, lo que abona la idea de que la ralea debe existir en ciertos horarios.
El equilibrio natural exige pastores, rebaños y lobos; quítese cualquier vértice y adiós triángulo. En la geometría del poder para que buenos y malos - pastores y lobos - tengan entidad, debe haber un objeto a cuidar - el rebaño -. Pero si mucho antes del pastor hubo rebaños y lobos, habilitados por la naturaleza a subsistir, la prístina pregunta debería ser otra entonces: ¿si la especie lobo no ha podido diezmar a la especie oveja, qué es lo que cuida el pastor? Quizás sea hora de advertir el sentido de la función pastoril, los peligros que supuestamente evita, y cruzar estas ideas anquilosadas en el cerebro del hombre con otra nueva, seguramente ingrata a los pastores: los peligros que entraña su presencia. Todo par opuesto - delito/honradez, lobo/pastor - revela antinomia. ¿Puede evitarse? ¿Debe evitarse? No hace mucho una jerarquía eclesiástica recordó la necesidad de disminuir la brecha entre pobres y ricos, respuesta que sugiere moderarla, nunca eliminarla, no sea que rompa el delicado equilibrio del mundo.
Las rejas de las plazas recuerdan que hay buenos y malos, y que cada uno debe estar donde debe estar sin saltar vallados. Lo malo es que ya no sabemos qué lugar nos corresponde; es que el hombre es ¡tan ágil!...




lunes, 28 de enero de 2013

¿Macri populista?

La noticia está llegando por mail. Mediante la ley 4407 el macrismo legisló sobre el cobro de servicios de mesa en restaurantes porteños, disponiendo en el Art. 1, "poner a disposición de los clientes dentro de los conceptos mencionados ("servicio de mesa", "cubierto" o cualquier denominación equivalente) un mínimo de 250 cc de agua apta para el consumo, por persona". El Art 2 dispone "la prohibición del cobro del denominado "servicio de mesa" o "cubierto", a menores de 12 años de edad"
Tratándose de una ley pro-piciada por "el mejor equipo de Buenos Aires", sería recomendable alguna aclaración, visto que el jefe porteño, desde el famoso contrabando tirangulado, frecuenta el célebre aforismo "hecha la ley hecha la trampa". Por ejemplo no especifica cómo debe ofrecerse el misterioso cuarto litro. No sea que cuando el consumidor reclame reciba un manguerazo equivalente al contenido cúbico. Y a quejarse al defensor del pueblo. En cuanto a la prohibición del cobro a menores de doce años, ahorraría muchos dolores de cabeza aclarar si los padres también son alcanzados por el beneficio. No sorprendería que el restaurante - si cobra servicio de mesa debe ser al menos caro -, reclamara alegremente al progenitor el pago respectivo, aduciendo que la reglamentación tiene vigencia en caso de niños solos. La ley no dice nada al respecto. Otro interrogante que plantea, asociando las disposiciones de ambos artículos, es saber qué sucedería si algún pibe de la calle se sentara en una mesa de El Bistró (Faena Hotel Buenos aires) o Patagonia Sur, y pidiera sus legítimos 250 centímetros cúbicos de agua - siempre que no vengan a presión y en manguera, desde luego -. Si acaso la gratuidad estuviera asociada al consumo, no se ve claramente dónde está la gratuidad. Como aquellos restaurantes que ofrecen un 20 % de descuento de martes a jueves, y aplican un aumento similar al cerrar el lunes hasta el viernes a la cero hora.
Bien podría pensarse que de cara a un nuevo período electoral, el jefe porteño auspicia políticas blandas a los sectores más necesitados. Menos insidiosos, también podemos figurar un Macri tierno a causa de la celebérrima Antonia  - heroína casi tan popular como "Cacho", o la olvidada "Doña Rosa" -; sucede que en este transgénico milenio, los hijos maltratan mucho a los padres. 

jueves, 24 de enero de 2013

¿Informar escracha?

La última advertencia de Hebe de Bonafini sobre los pronunciamientos de la Corte Suprema tiene varias lecturas. Al margen de las formas empleadas por la resistida Madre de Plaza de Mayo, estilo que para muchos invalida el contenido de su discurso, no obsta para que analicemos asépticamente el mismo. Sin perjuicio de la intencionalidad con que los medios hegemónicos fustigan sus dichos, enfatizando la "amenaza de invadir la Corte", en lugar de juzgar el alerta sobre su desempeño, derecho de cualquier ciudadano para observar el comportamiento de "sus empleados" - un funcionario público es un empleado del pueblo -, visto que no se ha cumplido la temida invasión - en realidad esperada para caerle con todo -, ahora han cargado sobre la nueva estrategia empleada por Bonafini: hacer público el currículum de cada integrante del Poder Judicial para que la multitud silenciosa sepa quiénes son los responsables de aplicar la ley.
Nuevamente evoco a Pepe, mi recordado compañero de secundario quejoso de que nunca lo llamaran al frente para demostrar su sabiduría. Viene a cuento porque hacer público un currículum siempre es un orgullo para el hombre que tiene qué mostrar, no tanto para el que tiene que ocultar. "Torrijos el general aquel de la frente limpia donde se andaban mirando las gentes de Andalucía", estaría agradecido a Hebe de Bonafini por hacer conocer a todos, su honorable andar por la vida; muy distinto al individuo amigo de ocultarse en el anonimato, deseoso de no ver ni escuchar nada, al límite de ser capaz de ejecutar al emisario de la noticia.
¿Son tan rústicos los constructores de noticias de Canal 13, tan torpes, que no dudan en fustigar lo mismo que el periodismo hace a diario: divulgar información? ¿O más bien temen que el blanqueo pueda mostrar las partes pudendas de sus fantasmales jefes tan refractarias al bidet? Es tan clara la contradicción que hasta podemos apelar a una frase de un lector de noticias de ese medio, que durante mucho tiempo proclamaba al cerrar el noticiero: "No se olviden de Cabezas", precisamente un periodista caído en manos de la mafia por cumplir con su deber. Para quienes ya lo olvidaron, el malogrado fotógrafo fue brutalmente asesinado por obtener una foto cuya publicación alguien juzgó inadecuada. Simplemente por eso: informar.

sábado, 19 de enero de 2013

Rara consigna

Opinar sin argumentar y sin que nadie pueda objetarlo es infame, sobre todo cuando la opinión es vertida a través de un medio; del otro lado no hay más que oídos dispuesto a oír, sólo oír. Cualquier voz que se alce en favor de la libertad de sintonizar otro canal es, en la mejor versión, ingenua; en la peor, malintencionada. Ambas prescinden del ineludible modelaje cerebral que supone cualquier monólogo. El diálogo exige dos, rasgo inscripto en la índole misma del diálogo, y confirmado por el afán espurio de que el oyente/televidente se ilusione con participar llamando por teléfono, enviando fotos del último granizo, de algún accidente fortuito, o prendiendo y apagando la luz como muñeco de ventrílocuo. Esto es engaño puro, un tratamiento lamentable de la pseudo-participación en el colectivo "audiencia", y a la vez un mecanismo naturalizado hace tiempo en nuestra sociedad con clara intención de perdurar. Aun mínima, la reflexión alcanza para medir la importancia que tiene esta versión moderna de la domesticación.
Si este es el caso, qué sentimiento podría merecer alguien afirmando que una infidelidad conyugal debe negarse aún frente a la evidencia misma. No vale la pena extenderse en detalles sobre semejante disparate, pero como ejercicio debemos preguntarnos dónde se sustenta la afirmación, y cuál sería el fin de negar la realidad como no sea evitar hacerse cargo de su consecuencia. Como ejemplo de "picardía", el lamentable periodista deportivo que sostuvo el disparate, relató el caso de un famoso sorprendido por su esposa, que frente al reproche natural negó ser ¡él mismo! Entre el panel que lo acompañaba hubo tibias protestas, y alguna que otra sonrisa cómplice frente a la anécdota. Lo que no hubo fue reflexión seria, no sobre la anécdota, una actuación que premia el histrionismo como forma del engaño al costo de no ser quien uno es - acto válido en todo caso sobre un proscenio -, sino sobre la infección mental del periodista, clara propuesta de negar la realidad a cualquier precio. Esto es precisamente lo que a diario sucede a millones de seres privados de hacer un sano ejercicio de introspección, imposibilitados de reflexionar, asfixiados por una trama vital que exige la repetición contumaz de actos perversos, santificados por una sociedad incapaz de reaccionar frente a esos modelos propuestos. Ese obtuso periodista, ¿sabrá quién es?, ¿qué hace?, qué tipo de arma es la palabra?