jueves, 21 de junio de 2012

Robo de indentidad virtual

Muy preocupada, una vieja modelo apareció en los medios denunciando un robo de identidad para estafar a incautos en su nombre. La denuncia pública para evitar nuevas maniobras, lejos de lograrlo reproduce el mecanismo que la habilita; equivale a inyectar células nuevas a un tumor voraz. La difusión pública de una identidad, es decir la adquisición de una "identidad virtual" - ¿qué diablos será esto? -, tiene precisamente esos mismos riesgos de los que el famoso reniega - también reniega del periodismo cholulo, el mismo al que acude para lograr fama, pose que no hace sino renovar el divismo del mediocre -. Mediocridad, en este caso, define al que quiere hacerse conocer y cree que ese conocimiento multitudinario es signo de notabilidad. No es lo mismo ser notable y a partir de ese atributo trascender públicamente, que buscar trascendencia pública para convertirse en notable. Dicho de otro modo: ser notable por mostrar el envase, es muy distinto a despertar admiración por el envase a partir del contenido. 
Los verdaderos protagonistas de esta reflexión, demasiado acostumbrados a confundir etiqueta con fármaco, seguramente no advertirán que los aludo. Pero tampoco son ellos los destinatarios, extraviados en la locura del mundo virtual para pagar su narcisismo, o ganar unos dinerillos - hay formas mucho más dignas, claro que más arduas -, sino que el mensaje es para quienes atravesamos otra realidad cotidiana desde nuestro cuerpo real, mojándonos bajo la lluvia, arrugando los ojos ante soles y vientos, despertando con el alba, confundiendo alientos en trenes y subtes de oprobio, produciendo por un mendrugo - ...que unos trabajan de trueno y es para otro la llovida, sabio Yupanqui -, tramitando la vida en el noble anonimato sin desvelarnos por el santuario de lo público.
Pero sería necio negar que la exposición pública no sea también reflejo de lo que sucede en el mundo, al menos el construido desde esa misma virtualidad que genera "trompita" en los famosos, cuando son tratados como personas, es decir cuando son falseados, robados, estafados - cosa que sucede a todos los anónimos sin tener mostrador de "reclamos" donde acudir -. Sería necio negarlo, como también es necio admitir que ese espejo, vidriera irrespetuosa de los cambalaches donde se ha mezclao la vida, sea la vida misma. Más bien parece el clásico juego de kermés donde nos vemos distintos a lo que somos, extremadamente anchos, graciosamente flacos y altos, gracias a la convexidad y concavidad de los espejos. Cuestión que la Biblia llorando contra un calefón es un remedo de la modelo - por la forma, no por el contenido -, llorando contra un micrófono lágrimas pixeladas.
La solución al robo de identidades no es la difusión del hecho puntual sino del mecanismo que lo provoca; cámaras, micrófonos y modelos seguirán existiendo - ¡cómo evitar los males! -, pero es posible mejorar la lectura de la realidad.


1 comentario:

  1. Alguno de los atentados que se cometen desde el advenimiento de la computadora, son tan graves como los que pudieran cometerse en contra del agua potable, la electricidad, los medios de transporte publico, etc.etc.. Minimizados por ser novedosos, y facilitados por su anonimato proliferan bajo la forma de "virus", u otras maniobras delictivas. A lo largo del tiempo vamos comprendiendo su peligrosidad, y todo lo que se haga para reprimirlo será bienvenido, pues de lo contrario lo que es una bendición de los nuevos tiempos, podría convertirse en una pesadilla.

    ResponderEliminar