lunes, 28 de octubre de 2013

Show cívico

El título remite a la nota "distinta" que a primera hora del día del comicio mostró un canal de noticias no opositor al gobierno. El rostro de una notera joven anunció desde Puerto Madero su visión de las vecinas locales rumbo a las urnas luciendo sus mejores atavíos, "chupines" incluidos; luego un periodista de esos que sólo miran la cáscara, elogió las colas operadas de las votantes entre la risa de sus compañeros, vergonzante frivolización de un acto supuestamente trascendental, con fuerte tufillo a pizza y champagne. El equívoco consistió en el contenido y en la forma, algo así como cubrir la Feria del Libro o el Congreso Filosófico con la hiena Barrios. Si mostrar dicho escenario asegurara al menos una reflexión en torno al significado de lo exhibido quedaría la nota justificada, lo incongruente resultó el fuerte contraste entre lo que la democracia dice ser - en rigor lo que los demócratas dicen que la democracia es - y lo que la realidad marca, en otros términos la notable distancia entre palabra y cosa, discurso y mundo, letra y sensación. Por si no se entiende, piénsese la diferencia entre la palabra hambre y el hambre mordiendo en vacío, ese estímulo que el estómago envía inútilmente reclamando combustible. Nótese que este no es un mensaje político, sino una advertencia sobre la cada vez más profunda confusión entre lo que la palabra provoca al precio de esconder la realidad, y la realidad misma al impactar contra la construcción que de ella hacen los artistas del discurso. 
Cuando en el mundo regía la controversia capitalismo-colectivismo, cuando aún pujaban empirismo insular e idealismo continental, cuando desde la razón El Capital intentaba desnudar una ética del despojo avalada por Dios, la tensión de esa lucha aún auspiciaba esperanzas, vanas tal como señaló el último blog, pero esperanzas al fin. La desaparición de esa lucha alzó el dique de contención y las aguas de la acumulación capitalista inundaron el mundo dejándolo bajo el nivel de flotación, como si la masa humana fuera un iceberg donde solo respira la cima emergente. En esta argamasa de posmodernismo político, todo a lo que puede aspirar el sumergido, es a alguna que otra política populista aspirando corregir en algo el desnivel. Pero aún con las mejores intenciones es otra vana ilusión, otra costosísima legitimación de la voracidad, eficaz anestesia que prolonga la agonía de la gran masa social en favor de una minoría privilegiada. 
Los lamentables noteros seguramente ignoran que lo mostrado por ellos es lo que en verdad la democracia logró, no por habérselo propuesto - la democracia, no ellos - sino por haberlo gestado y dado a luz.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario