martes, 15 de enero de 2013

Argentinos ingenuolotudos

Es antipático reconocer que alguien "neutro" y entrañable como Ricardo Darín ofrezca elementos para revisar tan encomiables calificativos - las palabras siempre permiten esconder segundos significados -, pero su fastidio por ser blanco de la AFIP, merece al menos intentar iluminar esa reacción, indeseable efecto de ser alguien económicamente investigable y a la vez renegar de ello. Será que la vida es como la vieja "colimba": nunca ser el más vivo ni el más tonto, mejor confundirse en la multitud anónima. Sin embargo cuando alguien es notable debe sentir orgullo, eso al menos decía Pepe, el más aplicado de mi secundario, cuando los "profes" no lo llamaban a dar lección. Claramente injusto, ¡por qué no, si él siempre estudiaba! En cambio los vagos como yo queríamos pasar desapercibidos para no quedar en evidencia.
Rápido de cintura, después del escandalete el actor bajó varios cambios y le dio razón no sólo a Luppi sino a la presidenta, que ya es mucho decir. De aquél, señaló que "pelotudo" era un modo coloquial de definir al ingenuo como él, y quizás sea cierto, porque cuando salió al cruce abogando por la aparición de Candela Rodriguez, también quedó en orsai. Y no hay por qué dudar, aunque su estereotipo ni sus personajes den con el tonto de "Cuento Chino", más bien remiten al pícaro de "Carancho". Para ser justos, nadie puede acusarlo de portación de imagen ni de logos, pero a nadie escapa que cuando el foco del acomodador busca al que zapatea en el piso, el muchacho sabe reptar bajo las butacas.
Para suturar el emparche, ayer denunció públicamente que su discurso había sido usado, sin decir por quién, que nunca se desaconseja estar bien con dios y con el diablo. Pero el uso indebido de lo que dijo, fue porque dijo lo que dijo, y hasta en el otorgamiento de razón a la presidenta deslizó muy rapidito que había cometido algún exceso - ella -, quizás por recordar el sonado caso de la 4x4, que no recibió castigo gracias a la prescripción, pero la justicia se encargó de aclarar que no era "inocente". Es decir, Ricardito del alma, resfriados y jaquecas no justifican gozar de los beneficios impositivos para discapacitados. Te equivocaste, entonces ahora hay que meter violín en bolsa cuando el dedo de la AFIP entra donde más duele. También les dolió a tus seguidores la gambeta del 91. En suma, te perdonan que seas "pelotudo", ¡pero no sigas! 

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