martes, 22 de diciembre de 2015

Las trampas cambiarias, otro escorzo de la realidad

Con la firma de un tal Marcos Novaro, el 21-12-15 la versión digital de La Nación publica un análisis del conquistador liberal que, no bien ancló en la Rosada, viene encandilando al indígena criollo con avalorios y espejitos de colores. Allí señala que los históricos desmadres devaluatorios han sido consecuencia de equivocadas políticas económicas, homologando en esos errores a Martinez de Hoz con Cristina Kirchner, expresando además que esta última, desde 2011, propició la "destrucción del mercado cambiario que se extendió como un cáncer a los flujos financieros y comerciales, y se estiró por cuatro años, con cada vez más agudas distorsiones de precios". A continuación se pregunta si la "corrección ahora iniciada" (!!!) será o no tan destructiva como las anteriores y si estamos maduros y dispuestos a "invertir esfuerzos" para que sea la última. ¿De qué esfuerzos habla La Nación, si ya hoy, 22-12-15, tenemos aumentos de precios respecto del 30-11 que superan el 100% en algunos casos, y las paritarias a realizarse en marzo tienen un techo del 29%?
El análisis, tendencioso a todas luces, termina fundando su optimismo en que esta vez el gobierno actual había anunciado el ajuste durante la campaña y el comicio acabó legitimándolo. Dicha legitimación, en lugar de augurar buenos tiempos debería llamar a reflexión sobre las causas que la provocaron, habida cuenta de que nuestra pirámide social cuenta una abultada base que oscila en el 80 % de la población entra la cual incluyo un 30% de clase media "tontona", finalmente la que decidió el resultado. Cuando este 30% (el de las inútiles 4X4, el del veraneo caro, el de la ropa de marca, el que se ofusca ante el piquete, el que mira alelado el escalón de arriba, el de la bipolaridad de Cristina, el refratario al marxismo de Kicoloff), advierta cómo si licuan sus aspiraciones de ascenso social, será demasiado tarde, el avance rifado exigirá otro despojo más a la sufrida base social. El último golpe a la "nueva argentina" será la caída del empleo hasta alcanzar los dos dígitos, quizás en las tercera decena, algo que demandará algún tiempo en razón del bajo porcentaje actual. Quienes creen que ese bajo porcentaje es espurio por estar basado en los planes sociales pierden de vista que un país no es una empresa, su destino no es sólo multiplicar los saldos positivos de la balanza comercial (equivalente a la sagrada "utilidad" de los balances), sino su justa distribución en la población total. Cuando el que más tiene advierte que la movilidad social amenaza con entremezclar las clases sociales sobreviene el espanto y el miedo, algo que la oligarquía de entonces vivió aterrorizada en el 45, cuando los pies proletarios mancillaron las puras fuentes de la Plaza de Mayo.  


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