miércoles, 8 de junio de 2016

Estrategias engañosas

La estrategia del macrismo es presentar proyectos ómnibus con cláusulas inadmisibles de tan groseras, cuestión que frente a la objeción que generan las mismas "da marcha atrás", luciendo una impostada elasticidad que no es tal, simplemente responde a una estrategia original que desde el vamos prevé aspectos censurables. De este modo anima una oposición ingenua que muerde el anzuelo y en lugar de discutir el espíritu de un proyecto se queda con el "cebo". Así sucede con la idea de reponer castigos al periodismo (el gobierno anterior había eliminado la "calumnia" como móvil para accionar legalmente, algo que cualquier sensato aprobaría para proteger la libertad de expresión). Pero son tan torpes (y no menos son a veces los opositores), que esta vez encarnaron el anzuelo con una medida disparatada como la "cárcel". Y los ingenuos alzaron la voz para oponerse cuando en realidad dejaron pasar una oportunidad irrepetible.
Naturalmente no aprobamos el encarcelamiento gratis como forma de amordazar la oposición a los gobiernos (aunque el macrismo lo haga con Milagros Sala arguyendo que está siendo procesada por delitos comunes, exactamente lo mismo que Macri criticó del gobierno venezolano), pero hubiera sido una excelente ocasión para rever el alcance y regulación del periodismo, considerando que el manejo de la comunicación y de la información se han revelado armas eficaces para la construcción de subjetividad, esto es para colonizar las cabecitas huecas con contenidos irreales; vean si no cómo desde el 10-12-15 desapareció la inseguridad (de los medios desapareció), o cómo se fabricó una "ruta del dinero K" previo a su descubrimiento (si es que lo hay).
Cuando un ingeniero construye edificios que se derrumban incurre en un delito punible; lo mismo sucede con la mala praxis médica, el homicidio culposo en accidentes viales y cualquier otra actividad cuyo errado ejercicio provoque daño a terceros. Si este mecanismo es una constante en la vida de relación para cualquier ciudadano, por qué razón periodistas y políticos pueden mentir sin que la ley prevea castigos para sus incursos. Una legislación dura para la mentira periodística no hace temer a ningún Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro, Leopoldo Moreau o Agustín Rossi, por poner algunos ejemplos, pero cuántos Bonelli, Leuco, Macri o Prat Gay resistirían archivos donde han quedado plasmada su mendacidad, hoy impune gracias a una legislación que protege al periodismo. El ejercicio periodístico merece amplia protección, nadie lo objeta, pero la calumnia periodística es un delito del mismo orden que el falso testimonio. ¿Por qué no debe castigarse?

No hay comentarios:

Publicar un comentario