miércoles, 6 de diciembre de 2023

La libertad avanza X

Temor y temblor, de Kierkegaard, interpela la conducta de Abraham que, por orden divina, debe sacrificar a su hijo Isaac para demostrar su amor a Dios. En el momento de consumar el crimen, Dios corrige la orden cambiando el destino del sacrificio. Isaac zafa, pagando los platos rotos el chivo expiatorio. El pasaje bíblico muestra la grandeza de la bondad divina junto a la "obediente crueldad humana".

Mi amigo Pepe es Orco, tiene 6 hijos cuya manutención demanda 20 pesos mensuales y hace años viene luchando contra los números con su salario de 100 pesos. Privaciones dolorosas, redistiribuciones forzadas del ingreso y deudas por intereses que se suman para obtener los 20 pesos faltantes, lo tienen atrapado. Feliz, hace unos días me dijo que votó a Milei para acabar con la casta ladrona y con sus tribulaciones, e inmediatamente, aún sin asumir, el electo presidente le acercó la solución: "no hay plata". Y hasta se reprochó no haberla encontrado antes siendo tan sencilla. Admite que será doloroso echar de casa al sexto hijo, pero no deja de ser una solución matemáticamente impecable. A diferencia de Abraham que ocultó a Sara la orden divina de liquidar a Isaac, Pepe compartió con su esposa la decisión de "recortar", no el presupuesto, sino la prole. La mujer se negó airadamente interponiendo su amor de madre, incapaz de infligir sufrimiento a ningún hijo. La discusión fue ardua, Pepe tratando de imponer la liberalidad de su decisión frente a la decisión mucho más popular de su mujer, que abogaba por el destino de su hijo, ajeno al desequilibrio del presupuesto familiar. Incluso exigió a Pepe buscar otro trabajo para obtener los 20 pesos faltantes, cosa imposible porque las 24 escasas horas del día lo impedían. Pepe intentó convencer a la mujer aduciendo que finalmente los 5 hijos restantes tendrían mejor vida, pero la mujer no cedió, prefería que todos siguieran viviendo juntos, aún estando peor, que librar al sexto a su propio destino, malo sin duda para un niño carente de medios para su propia manutención. Como había leído a Kierkegaard, Pepe decidió finalmente aplicar esa solución, confiando que Dios a último momento desviaría el puñal hacia el chivo expiatorio. No podría ser de otro modo siendo Milei presidente por voluntad del Cielo.

Los próximos cuatro años confiamos asistir a la intervención divina, con el beneficio adicional de poder comer carne de chivo a rolete por la enorme oferta que bajará notablemente el precio. Esperemos que Dios no falte a la cita. Tal como demostró el zarismo ruso, la antropofagia indigesta.     

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