Desde antes de su viaje a EEUU, Milei ha dado muestras de mesura, cierto que notoriamente impostada, o tal vez sea producto del empoderamiento que otorga el saberse "elegido" por el 55% de ilusos que pensaron que el bestial ajuste lo pagaría la casta, el 45% restante, la "chorra", la Cámpora o vaya a saber quién, pero nunca ellos, férreos custodios de la libertad.
Basado en encuestas siempre falibles, el electo presidente se ufana de que el 85% de la población eligió el ajuste como camino para la recuperación económica, loable propósito, claro que flojo de detalles. Nadie puede precisar qué diablos vendría a ser la "recuperación económica", habida cuenta de que los próximos dos años serán muy duros producto de las despilfarros del gobierno saliente, un argumento recurrente que evidentemente no forma parte del "cambio". Si el éxito consiste en lograr equilibrio fiscal todo lo que habrá de lograrse con el hambre y la represión es equiparar cifras entre el debe y el haber en las cuentas del Estado. Poco para atenuar ruidos de tripa
"Ajuste" es una palabra que pudo haber seducido al 55% del electorado, harto de despilfarros y desvíos de fondos hacia bolsillos ajenos y esperanzados en que a partir de su aplicación hiciera lo mismo con los propios. Malas noticias para ellos. Se trata de cerrar canillas que paliaban carencias de la población vulnerable y aún los de la misma clase media mediante subsidios de los que eran también beneficiarios. Pero nadie que haya elegido el ajuste tiene derecho a quejarse.
Un buen ejercicio del postergado 45% de Orcos, será reclamar en silencio y en paz. Tampoco se trata de duplicar el tonelaje de piedras lanzadas en cada manifestación, más bien deben tratar de evitar "infiltraciones" que abonen la represión. Sobran ejemplos de resistencias pacíficas históricas que han logrado resultados formidables, caso de Ghandi y, más cercanamente Madres de Plaza de Mayo. Ya que de sufrir se trata, hagámoslo por un fin más trascendental que equilibrar cuentas fiscales.
En cuanto a la multitud de quejas que se escucharán a partir de ahora, es recomendable indagar sobre el voto emitido por cada quejoso y, en caso de integrar el 55% de la denominada "gente de bien", recordarles que el gobierno no hace más que cumplir con la voluntad expresada por ellos mismos en las urnas. ¡Viva la democracia, carajo!
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