Un lector me ha llamado a la reflexión. Aduce que mis críticas a Milei no son más que ideas, presunciones acerca del sombrío panorama que se avecina, basado en experiencias previas de otros modelos liberales similares como el de los 70 y los 90, y que nada de lo ocurrido entonces tiene porqué pasar ahora. Está en lo cierto. La memoria opera como un generador de miedo con imágenes que no necesariamente se verificarán en la realidad. Abro la heladera y veo algunos alimentos frescos, otros no perecederos en la alacena, también unos pesos en el banco y no tengo facturas vencidas de luz y gas. Sin embargo estoy preocupado por las cifras de pobreza, la inseguridad y los últimos aumentos, aunque en verdad no sé de nadie que haya muerto de hambre, conozco por las noticias apenas unos pocos delitos que suceden a diario, la inflación todavía no duele en mi cuerpo y hasta Maslatón proclama que el futuro argentino es promisorio. Noticias, cifras e ideas no son eventos reales, ocurren en planos ficticios de dos dimensiones - el papel y la pantalla -. Debo agradecer al lector su idea - ¡también una idea! - que, al menos, infiltra esta blanda esperanza a mi trágica certeza.
Me gustaría aplicar esta reflexión al mensaje de Milei para que aleje de su cabeza el temible 15.000% de inflación que augura si persiste la emisión monetaria. Y abandone también la idea de 95% de pobreza y 50% de indigencia. Que se olvide de asistir a los "caídos" y deje ya mismo de enojarse con el escenario plantado por el kirchnerismo, aunque asegure que el desmanejo es de 100 años, no de 4. Que no se desvele con las LELIQS, papeles de dos dimensiones que fueron tomados en base al mecanismo riesgo/oportunidad, sin que a sus tomadores les hayan puesto una pistola en la cabeza, como tampoco ocurrió con los tomadores de UVA, según el mismo Milei recordó para sugerir que debían "joderse".
En suma, dejemos de lloriquear - unos y otros, el 55 y el 45 - por meras ideas bidimensionales que nada tienen que ver con la realidad tridimensional de nuestros cuerpos con órganos altos anchos y profundos. Alejemos angustias y miedos, y aguardemos alegres a ver qué sucede cuando las sensaciones no sean de la creativa mente sino del dolorido estómago.
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