lunes, 8 de enero de 2024

La libertad avanza XVI

Si bien existen algunos recursos de amparo contra el DNU "atropellador", es probable que acabe siendo ratificado por la Legislatura, cuando mucho con algunos retoques. Sólo hace falta revisar la historia para advertir que el parlamento suele ser más fiel a su condición de casta, privilegiando sus propios bolsillos al de sus represntados. Banelco mediante, seguramente asistiremos a un nuevo acto de traición, fenómeno ya presente en la expedición de Pedro de Mendoza, primer europeo en poner pie en el Plata, de manera que está integrada al ADN de la política. Borocotó, Cobos y Pichetto son algunos ejemplos.

De manera que para salir de este enredo en que nos ha metido el 55% del electorado, habrá que aprovechar estos cuatro años de malaria para repensar algunos conceptos que nos permitan elegir mejor en 2027. Echar luz significa revisar tres conceptos básicos que permiten adquirir mayor conciencia a la hora de elegir: democracia, república y libertad.

Veneramos la democracia por ser el "gobierno de todos", aunque no está claro para el monigote qué es "gobernar" y qué incluye "todos". Para que un primer magistrado no ejerza irrestricatmente su mandato, el sistema republicano limitó su poder mediante dos instancias: legislativa y judicial. Si el parlamento incumpliera su función, la justicia debería actuar penalizándolo. Pero el sistema no previó mecanismos de defensa para el caso que los tres poderes acordaran pisotear las leyes. En esta circunstancia no hay otro camino más que retirar la "representación" republicana. Argentina registra numerosas violaciones y ataques a la democracia, la más dolorosa costó 30.000 desaparecidos junto a una política de vaciamiento de la que nunca pudimos recuperarnos. En cuanto nos ponemos de pié, algún trasnochado la utiliza de pucnhing ball con alguna imagen de la democracia para volver a noquearla.

Y nuevamente será el pueblo quien se enfrente a la mentira, la venalidad y la sordera oficial. Deberá ser por vía pacífica para no repetir escenas dolorosas, pero siendo el pueblo soberano quien delega el poder, debe ser necesariamente quien lo recupere. Reclamar no es combatir. Si acaso sobreviniera la violencia, no será generada por el pueblo sino más bien padecida por él. Estemos atentos a la represión preparada para neutralizar la resistencia.    

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