martes, 16 de enero de 2024

Operación Fuerza

La Física estudia las fuerzas que rigen el mundo material, en base a principios de atracción y repulsión cuya vigencia alcanza otros órdenes, por caso, la política. El diálogo, elemento primordial para acercar dos posiciones en pugna, ha permitido a la humanidad atenuar los choques entre opositores reduciendo su indeseable consecuencia: la guerra. Cuando la política desprecia el diálogo, las ideologías antagónicas recuperan su fuerza de origen auspiciando el mencionado efecto.

Si el partido político que ocupa el poder ignora a la oposición, y en lugar de propiciar acuerdos mediante el diálogo se alista bélicamente para desoirla, está creando las condiciones para un enfrentamiento violento. No es suficiente el acceso democrático al poder político para marchar en una dirección unívoca. Esto también es una invitación a la violencia, por cuanto los fines nunca pueden justificar los medios, testimonio de lo cual son las treinta mil razones que desembocaron en el "Nunca más", que el monigote libertario parece ignorar.

La impericia, el error y la corrupción han sido los elementos que recurrentemente se hicieron presentes a lo largo de toda la vida política del país, especialmente en el último medio siglo, con mayor o menor peso relativo de cada uno de ellos, pero nunca la devastación fue suficiente para abatirlo definitivamente. Sin embargo, corresponde destacar un aspecto distintivo de este particular momento de la Argentina. Nunca antes, ante una crisis, se persistió en un absurdo capricho presidencial (¿qué es si no festejar como un triunfo el 25,5% de inflación?), a menos que la violencia y la represión estuvieran agazapadas por detrás de ese capricho.

Recostarse en una mayoría electoral del 55% para justificar el atropello es ignorar que la representación republicana supone un acto que expresa la voluntad popular en un momento dado, a veces edulcorado por promesas que al poco tiempo son derrumbadas por la realidad. Nadie parece advertir al monigote que está jugando con fuego. No se quejen luego de los piromaníacos.       

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