miércoles, 22 de noviembre de 2023

La libertad avanza III

Conforme avanza la transición y comienzan a conocerse detalles del anunciado ajuste, va surgiendo la verdad escondida tras la aparente sinceridad de Milei. Y quizás en estos detalles pueda comenzar a entenderse el mecanismo que reunió al 55% de flamantes idiotas útiles alrededor de la encandiladora oferta de que dicho ajuste sería pagado por la casta política. A saber: el 80% del déficit fiscal que el gobierno entrante quiere eliminar está formado por jubilaciones, subsidios y gastos sociales, es decir su beneficiario es el pueblo. Sólo el 2% corresponde a la casta política. He aquí el engaño.

El 55% tomará debida nota de que el ajuste no lo pagará la casta sino ellos, cuanto comiencen a recibir telegramas de despido, facturas de gas y luz con inéditos aumentos, tarifas de transporte con incrementos exponenciales, congelamiento de salarios y liberación de precios en todos los bienes y consumos. Claro que ya será tarde cuando les duela en el cuerpo (especialmente el estómago), la furia del ajuste habrá arreado con los indefensos ciudadanos que, como la reciente tribuna futbolera del Maracaná, serán apaleados por las huestes de Macri en "defensa" del cambio votado el 19-12.

La defensa que intenten los movimientos sociales, la izquierda de Bregman (que se abstuvo y votó en blanco por sugerencia de su conductora), el saldo de sindicalismo digno que no sea comprado (como pasó con Macri, querido Daer), y los ciudadanos que sientan que el compromiso está en el ejercicio del derecho a peticionar (Artículo 14 bis de la Constitución Nacional), es decir, los Orcos en su totalidad, serán atendidos como merecen por los "jóvenes" que defenderán a ultranza su voluntad de "cambio". Algunos de esos jóvenes del 55% participarán ingenuamente manipulados por la idea de que tales Orcos son los malos de la película, otros disfrazados de policía (con trabajo estable) y una buena parte de incógnito, enviados para "agitar" un reclamo justo, de modo tal que se puedan "justificar" los palos que recibirán. Quiera Dios que no sean balas. 

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