sábado, 25 de noviembre de 2023

La libertad avanza VI

La sabiduría consiste no sólo en comprender la naturaleza de cada suceso sino en la capacidad para actuar frente a los mismos. Cuando la adversidad azota, de nada sirve el lamento, es preciso conocer el origen de la misma y, si no es posible corregirla, al menos entenderla y aceptarla con templanza. Si por el contrario, es posible corregirla, allí mismo debe comenzar la reconstrucción. Demás está decir que aceptar pasivamente la derrota es renunciar a ser mejores, una tarea que no sólo intenta evitar nuevos traspiés sino que está asociada a la esencia misma de la vida: honrarla, elevando nuestra condición humana.

Para corregir la adversidad, ante todo debe entenderse, caso contrario se ingresa en un severo estado de confusión capaz de provocar tanto los más grandes disparates como auspiciar las peores atrocidades. No se trata de alentar el tremendismo sino la beneficiosa acción de pensar en defensa propia. Dos hechos han sucedido en esta primer semana libertaria, uno protagonizado por una ignota señora entrada en años que reveló su escasa capacidad crítica, y el otro protagonizado por los dichos del ex-asesor Rodriguez, que merecen atención y hasta inclusive la consideración de comenzar otro blog de naturaleza más pedagógica. Estoy dispuesto a hacerlo si acaso los lectores lo solicitaran explícitamente.

La señora, probablemente de humilde condición por su aspecto y su discurso, expresó a un notero haber votado a Milei porque había advertido que era muy inteligente, muy preparado y ser el único que podía sacar adelante a la Argentina. Eso sentía y creía. Nadie tiene derecho a negarle razón, pero no porque la tenga sino porque ignoramos la causa de esa afirmación. Seguramente también ella lo ignora. Sería bueno para nosotros conocer qué significa para esta señora ser "inteligente", "preparado", "adelante" y "Argentina". También sería bueno para ella misma, aunque no creo que le preocupe. El mismo fenómeno que sucede a esta persona, sucede a millones de mentes que no pueden expresar porqué piensan y sienten de tal o cual modo. Puede entenderse este caos mental cuando se trata de resolver la angustia existencial creando a Dios para acudir en su auxilio, pero en materia cotidiana no podemos admitir la vigencia de la magia religiosa. No es lo mismo la muerte que el hambre, o en todo caso si tienen algo que ver es que este último es causal de aquella.

Estoy sumamente tentado de avanzar con este tipo de análisis en un nuevo blog, tal como señalo más arriba, pero necesito que los lectores me alienten, porque en verdad no tengo la menor idea de que pueda servirle a alguien. Pensar siempre es útil para mí, desde luego, pero no sé si este tipo de relfexión vale la pena para los demás. En caso afirmativo crearía un nuevo blog que enviaría sólo a los interesados que respondan al leer esta entada. Y comenzaría por analizar el segundo hecho anunciado: las dudosas afirmaciones del libertario Rodríguez: 1) Hay que sufrir para aprender, y 2) Ver a dos hombre besarse me revuelve el estómago, no así cuando se besan dos mujeres.   

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