A cuatro días de ser elegido, Milei ha definido cómo avanza la libertad a partir de dos frentes, uno de ataque y otro de contención. Este último, el inédito "núcleo revolucionario" anunciado por Macri e integrado por jóvenes que "quieren trabajar" y defender al 55% de "hombres de bien" que votaron un cambio, aguarda tenso para recibir a los Orcos sublevado que ganarán la calle frente al atropello libertario.
El frente de ataque es mucho más sutil y se inscribe en las artimañas de Milei que, fiel al laissez faire, dispara desde las sombras para que sean las "fuerzas del mercado" las que actúen sobre la realidad, como si Argentina fuera un plano de ejes cartesianos donde los ciudadanos deban moverse como jugadores de metegol. ¿De qué forma lo hace? Simple: Atento a que la dolarización será tanto más sencilla cuánto más alta sea la inflación, fogonea con anuncios elípticos a su fuerza de ataque empresarial, esos "hombres de bien", que en una semana han remarcado los precios en línea con el "ajuste bestial" anunciado, elevando los valores en hasta un 100% (por caso, las gaseosas de primera marca). Otro bestial aumento es el de la harina (¡en el país del trigo!), que además ya escasea, en virtud de que el 11-12 habrá otro nuevo aumento. Este clima prenavideño hará que los Orcos reaccionen cuando no tengan ni para el pan dulce, augurando unas fiestas inolvidables, donde el "núcleo revolucionario" libertario dejará caer sobre las cabezas de las hordas, nueces y turrones duros hasta calmar la agitación social.
Frente al periodismo amigo, Milei insiste en que no se gastará más de lo que se recauda, aunque en el objetivo arrase con el aguinaldo y las remesas de coparticipación a las provincias. "No hay plata", repitió una y otra vez frente a las cámaras, casi al borde del desmadre frente a la insistencia periodística, amenazando con la hiperinflación, cómo si ya no estuviera en marcha. ¡Viva la libertad, carajo!
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